Para concluir con mi crónica de PhotoEspaña muestro el artículo que he publicado en la revista Camaramagazine.com.
Ahora que PhotoEspaña se va acercando a su final considero oportuno realizar un balance de esta edición del festival.
Ha sido esta una edición que me ha decepcionado menos que las dos anteriores, me ha parecido más completa y más rica en cuanto a contenidos y autores aunque he echado en falta las grandes exposiciones de ediciones pasadas, tal vez ha sido todo demasiado homogéneo aunque con gloriosas excepciones.
Este año el tema del festival ha sido el cuerpo humano, aunque cualquiera diría que sólo el cuerpo femenino pues apenas se han visto desnudos masculinos, lo cual ha sido una constante a lo largo de la historia de la fotografía y de forma lógica se ha visto aquí reflejado. Según anuncian, para próximas ediciones el festival no será temático, sino geográfico, y las exposiciones se centrarán en áreas geográficas siendo España la correspondiente al 2014. Esto es una buena noticia pues en esta edición y en las anteriores se echaba de menos una mayor presencia de fotógrafos nacionales.
Dentro del programa de exposiciones ha predominado una gran variedad conceptual y formal, he visto grandes fotografías pero también muchas de relleno. De entre lo mejor que he visto me quedo con Emmet Gowin, fotógrafo al que confieso no conocer antes de que PhotoEspaña me lo descubriera. Las fotografías escritas de Shirin Neshat que se exponen en el Espacio Telefónica son igualmente fascinantes, al igual que la muestra retrospectiva dedicada a Rafael Sanz Lobato en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Las dos exposiciones albergadas en el siempre interesante edificio de La Tabacalera; “(Re)presentaciones” y “Chicago, impediré que el viento salga” son también de visita obligada desde mi punto de vista, aunque dentro de la primera hay algún autor que no me interesó pero el conjunto es interesante.
Me interesó el experimento conceptual titulado “Yolanda”, no por su valor fotógrafico, que no lo tiene, sino por su reflejo del poder evocador y revelador que la fotografía posee.
Me interesó especialmente la obra de Nancy Coste, en la galería Atalante y como de costumbre el Círculo de Bellas Artes ha albergado alguna exposición de interés, en especial la titulada: “El, ella, ello, Diálogos entre Edward Weston y Harry Callahan”, por su contenido y por el esquema expositivo que muestra la obra de dos autores buscando similitudes entre sus fotografías. Este mismo sistema también ha estado presente en la exposición que alberga la escuela Efti, titulada “Pam/Plossu … Plossu/Pam” y es que la repetición ha estado demasiado presente en esta edición. Se han repetido autores y se han repetido esquemas dentro de la misma edición y con respecto a ediciones pasadas, todo se parecía demasiado y tal vez por eso sorprendiera tanto y tan gratamente una muestra como “Taxonomía del Caos”, que si bien no era especialmente reseñable por su contenido, salvo alguna excepción, si lo era por su diseño expositivo.
No quiero decir con esto que el festival esté anquilosado, pues claramente intenta renovarse con iniciativas tan loables en cuanto a su planteamiento como los premios Absolut porfolios. Insisto en la loabilidad de su planteamiento pues el resultado final no lo es tanto, lo cual no es culpa de los organizadores sino más bien de los participantes y, en cierto modo, del jurado. Si algo quedó claro en la gala de entrega de premios es que por desgracia muchas veces es más importante ser un buen vendedor que un buen fotógrafo para hacerse un nombre, aunque eso suponga relegar a un segundo plano a grandes autores.
PhotoEspaña es ya un gran festival, una oportunidad única para disfrutar de la mejor fotografía, especialmente en estos tiempos en los que la cultura se ve ninguneada por las entidades públicas (Sólo un 18% del dinero presupuestado es público), y tal vez por eso me disgustan detalles negativos como el incumplimiento del horario que figura en la información oficial por parte de varias galerías, que en algunos casos informaban en sus locales del cambio de horario pero en otros ni siquiera eso. Resulta decepcionante salir a ver exposiciones y encontrarse con cuatro o cinco galerías cerradas en un solo paseo.
Concluyendo, creo que Madrid es una ciudad privilegiada por tener una oportunidad como esta cada año de disfrutar de la fotografía, aunque no tanto de la mejor fotografía actual sino de las diferentes tendencias dentro de este noble arte. Y no sólo Madrid, pues este año han albergado exposiciones ciudades como Zaragoza, Cuenca, Lanzarote o incluso Praga.
Este ha sido el último año de Gerardo Mosquera como comisario general, a partir del próximo cada edición estará comisariada por una persona diferente. Se puede afirmar que se despide de una forma digna, ya veremos que nos trae el futuro.