Café Lehmitz, cuando la condición humana cabe en un bar.

De entre las exposiciones que llegaron a la última edición de PhotoEspaña de mano de Alberto García Alix, hubo una que me impactó de una forma especial. Ya reseñé en este blog las fotografías que Anders Petersen tomó en el Café Lehmitz, aún así considero que este trabajo y el libro editado por La Fábrica merecen una reseña individual.

@ Anders Petersen (Café Lehmitz)

Anders Petersen (Estocolmo, 1944) realizó sin pretenderlo el viaje más importante de su vida cuando se desplazó a Alemania en 1967 y, de modo accidental, decidió entrar en un café del barrio rojo Hamburgués llamado Café Lehmitz. Lo que ocurrió aquél día lo cuenta él con estas palabras:«Era la una de la mañana y yo estaba esperando a una amiga en el Café. El lugar estaba lleno de gente y no estaba sonando buena música. Un hombre se acercó a mí y me preguntó por mi cámara, que estaba sobre la mesa. Era una Nikon F y yo le dije que era buena. Él dijo: “Yo tengo una mejor”. Levantamos nuestras cervezas y brindamos por ellas. Entonces nos pusimos a bailar con algunas damas. De repente, me di cuenta de que un grupo de personas habían cogido mi cámara y estaban sacándose fotos unos a otros. Me acerqué y les dije: “Por favor, sacadme una a mí porque es mi cámara”. “Vale”, dijeron, y me la devolvieron. Así que me saqué algunas fotos –y así fue como empecé a fotografiar en el Cafe Lehmitz».
A raíz de esta anécdota, y dada la aceptación que recibió por los parroquianos del local, Petersen comenzó a fotografiarlos de forma reiterada. Los clientes del bar eran los habituales pobladores del barrio de Sankt Pauli;  prostitutas, travestis, proxenetas, delincuentes y otros deshauciados de la sociedad que habían encontradoun hogar en un bar que nunca cerraba. Las horas pasadas en el Café Lehmitz convirtieron a sus usuarios en una comunidad casi fraternal. Todos se conocían, se veían a diario y pronto desaparecieron las inhibiciones entre ellos, lo cual fue reflejado con maestría por el fotógrafo.

@ Anders Petersen (Café Lehmitz)

Anders Petersen tomó sus fotografías en momentos diferentes. Las primeras fotografías las tomó cinco años después del incidente de la cámara. Durante dos años, de 1968 a 197o, su cámara captó con todo detalle la vida en el café, con todos sus matices, con sus miserias y grandezas. En ese tiempo el fotógrafo dormía en el café o en casa de Uschi, una de las prostitutas con la que trabó gran amistad. Se convirtió en uno más, en un alma en pena dentro de aquel purgatorio que aliviaba los pecados a golpe de cervezas.
En el cielo no hay cerveza, por eso la tomamos aquí” así rezaba un cartel en la entrada del Café Lehmitz, reflejando que el lugar era un paraíso para los desheredados, los que no podían optar a otros cielos. No hay en este trabajo condescendencia hacia los retratados ni tampoco hostilidad, hay cercanía, una empatía entre unos modelos y un artista que parecía estar retratándose a si mismo, desnudando su alma a la vez que desnudaba la de los clientes del bar.

@ Anders Petersen (Café Lehmitz)

En los retratos de prostitutas, travestis o proxenetas no hay morbo ni un interés por lo escabroso o lo marginal, hay un documento tan sincero como exhaustivo de la cotidianeidad de aquella gente, o al menos de la actitud ante la cámara de unas personas que parecían dejar en la puerta del bar todo lo negativo en sus vidas y convivir en una aparente fiesta familiar eterna, una familia impúdica y hastiada. Y entre tanta belleza, el reflejo fidedigno de los estragos que una sociedad capitalista que condena a la miseria a los que no encajan en el sistema.
La primera exposición de las fotografías se realizó en el propio café en 197o. Fueron alrededor de 350 imágenes pegadas sobre el papel pintado que aparece en casi todas las imágenes. Petersen autorizó a sus retratados a llevarse las fotos en las que aparecían, al final sólo quedó una, la que le tomaron a él el primer día en que visitó el Café.
El Café Lehmitz ya no existe, pero queda el magnífico libro cuya primera edición se publicó en 1978. Ahora es icónico en la historia de la fotografía, sin lugar a dudas, uno de los mejores libros fotográficos publicados.

@ Anders Petersen (Café Lehmitz)

Las fotografías de Petersen parecen fotogramas de un drama de Kaurismäki, ilustraciones de un libro de Bukowski o portadas de un disco de Tom Waits, y este ejemplo es literal pues una de estas fotografías fue portada del disco Rain Dogs.
Pasar las páginas del libro implica recorrer el café de mesa en mesa y conocer a cada uno de los clientes, a Paul la flor, a Inge la Lager, a Uschi la Ginebra, a Vanya y a tantos otros que han quedado retratados en sus rostros, en sus gestos y en lo más profundo de su ser, de su hastío y su supervivencia entre las cervezas que garantizaban el cielo en la tierra. Muchas de esas personas, como el propio café, han dejado de existir pero nunca caerán en el olvido porque en el libro queda el retrato más sincero de ellos, el que consiguió captar en la película mucho más que lo que la luz reflejaba. En esta obra magnífica se alternan los besos lascivos y los bailes a medianoche con los borrachos solitarios o las prostitutas tan viejas como impúdicas, y una tras otra, las fotos se clavan en la memoria de del afortunado que las contempla, aquél que al alcanzar la última página, se llevará una parte del Café Lehmitz consigo para siempre.

@ Anders Petersen (Café Lehmitz) Fotografía usada como portada del disco Rain Dogs


Reseña.
Café Lehmitz
Autor: Anders Petersen
Edita: La Fábrica
Texto introductorio: Roger Anderson
Traducción: José Antonio Torres Almodovar