Poco a poco quiero dedicar entradas de este blog a hablar de libros fotográficos o sobre fotografía que en mi opinión lo merezca.
Comienzo con la reseña de un magnífico libro que he publicado en www.camaramagazine.com.
“Estados Unidos es un territorio inmenso donde hay lugar para todo tipo de escenarios, donde caben todas las estaciones a la vez, todos los paisajes y todos los tipos humanos y todo ese entramado de prodigios simultáneos se vertebra a través de sus carreteras.
Inmensas, interminables, rectas, monótonas y a la vez simultáneas, las carreteras dan sentido al país, actúan como un sistema linfático que trae y lleva a los americanos en el trasiego entre sus dichas y sus penurias y mantiene con vida la unión de cincuenta estados.
La importancia de las carreteras para los Estados Unidos la tuvieron muy presente todos aquellos fotógrafos que se subieron en un coche y se adentraron en el laberinto de asfalto para plasmar con sus cámaras la intrahistoria de los norteamericanos. De algunos de ellos se ocupa el libro “En la carretera, viajes fotográficos a través de Norteamérica” que acaba de publicar la editorial “La Fábrica”
“La Fábrica” nos tiene acostumbrados a un muy alto nivel en sus publicaciones. Todos sus libros demuestran un amor por la fotografía que se plasma en forma de excelentes ediciones, pero tal vez sea este el mejor de sus trabajos recientes y digno de ser tenido en cuenta de forma especial.
Este libro habla de Estados Unidos, de sus carreteras, de sus gentes, pero también habla del viaje como iniciación, como forma de descubrimiento continuo, como método de ruptura con el pasado y camino decidido hacia la incógnita del futuro. El trabajo de los fotógrafos seleccionados nos muestran una américa que no vemos en lo que nos llega de Hollywood pero que se intuye. Es la américa de los americanos, la del día a día, la más cotidiana exaltada en su gloria y no olvidada en su miseria.
El libro es de por sí un objeto bello, desde el diseño no fotográfico de su portada hasta cada una de sus páginas, pero su contenido lo convierte en la obra imprescindible que ya es.
David Campany es el coordinador y autor del libro.
El historiador de la fotografía, comisario y artista londinense pone de nuevo en negro sobre blanco su amor por la fotografía norteamericana, como hiciera en “Arte y fotografía” una pequeña Biblia sobre el arte de Niepce en Los Estados Unidos. En el texto titulado “Breve historia del largo camino” hace un repaso a la historia de las carreteras y el transporte por esas vías en Estados Unidos y después repasa con maestría la trayectoria de lo fotógrafos que las han recorrido así como de las “Road movies” que han tratado el tema.
Lo que sigue al texto introductorio es una selección de fotógrafos y fotografías que hay que disfrutar con calma, empapándose de arte a cada nueva página.
ROBERT FRANK
“Los americanos”, la obra clave en la carrera de este fotógrafo, se ve reflejada con una selección de fotografías en las que Frank retrata la Norteamérica de su época, la más cotidiana, la más dura incluso aunque la suya no es una mirada amarga, al contrario, está llena de amor por su país y sus gentes

ED RUSHA
“Veintiséis gasolineras” es un libro que Ed Rusha publicó en 1962 en el que fotografía veintiséis estaciones de gasolina situadas en la famosa Ruta 66. Con el retrato sobrio de cada uno de estos establecimientos está retratando la esencia de las rutas internas norteamericanas, su sobriedad, su soled incluso, y desde luego deja una constancia de su época a través de la arquitectura y la publicidad que perdurará para siempre.

INGE MORATH
La fotógrafa austriaca miembro de Magnum fue invitada junto a otros ocho miembros de la agencia para documentar el rodaje de la película de John Huston “The Misfits”. Al acabar el trabajo, realizó un viaje de regreso junto a Cartier-Bresson y su máquina de escribir, el resultado es un conjunto de fotografías y textos que se publicó como “La carretera de Reno”. Las fotografías reflejan lo que ella encontró y los textos dejan constancia de sus impresiones, el resultado ya es historia.

GARRY WINOGRAND
El maestro de la fotografía callejera encontró en sus viajes por las carreteras estadounidenses la ocasión perfecta para captar la vida y lo hizo con un trabajo que supuso el paso de la fotografía publicitaria o eventos hacia aquella que lo incluyó en la historia de la fotografía. Cruzando catorce estados en un Ford Fairlane, gastó quinientos cincuenta carretes y encontró su vocación realizando un trabajo inolvidable.

WILLIAM EGGLESTON
El pionero y maestro del color también se dejó seducir por las carreteras y por el viaje a lo largo de Norteamérica. En su obra “Los Álamos”, resultado final de tomar más de dos mil doscientas imágenes entre los años 1965 y 1974, Eggleston se confirmó como el maestro de lo cotidiano, como el especialista en magnificar lo insignificante. Sus composiciones geométricas y su amor por el color están reflejados en estas fotografías.

LEE FRIEDLANDER
En “El monumento americano”, Friedlander fotografía estatuas situadas a lo largo de todo el país. Estatuas y efigies de todo tipo erigidas en honor de los héroes de la nación o de personajes casi desconocidos están distribuidas a lo largo de un país muy dado a la adoración por sus personajes más destacados.
Pero la intención de Friedlander no era retratar estos monumentos, en su mayoría aburridos e insignificantes. Junto a cada estatua aparece la vida norteamericana, su entorno, y en ocasiones estos son más protagonistas que el sujeto original de la imagen. Una forma original y única de retratar la idiosincrasia de una nación.

JOEL MEYEROWITZ
El automóvil es un medio de transporte pero también es un parapeto. La ventanilla indiscreta del coche convierte al ocupante en un voyeur que observa a través del cristal como quien mira el resultado de la grabación de una cámara oculta, con la misma sensación de distancia a pesar de la presencia real. Así actúa Meyerowitz, se sitúa en su coche y se transforma en el gran espía, el mirón absoluto que registra lo que aparece al otro lado de la ventanilla y a su vez le cuenta al mundo cómo es realmente esa nación.

JACOB HOLT
Holt es danés, su origen es un país distante de Norteamérica no sólo en la distancia física, sino también social. Tal vez por ello, durante los cinco años que estuvo haciendo auto stop por Estados Unidos sobreviviendo con lo que sacaba de vender su plasma a bancos de sangre, retrató la vida de las cuatrocientas catorce familias que le acogieron y su entorno, casi todas ellas humildes e incluso muy pobres.
Inició su viaje sin vocación fotográfica pero el relato de sus experiencias a sus padres por correo llevó a estos a enviarles una cámara con la que comenzó el retrato de la Norteamérica más dañada, de las víctimas del sistema, los alejados del American Way of Life devolviéndoles la dignidad que el capitalismo les negaba, en forma de crónica dura y descarnada, pero no ausente de belleza.

STEPHEN SHORE
Los “Lugares poco comunes” de Shore en realidad eran los más comunes en los Estados Unidos cuando se decidió a fotografiarlos con su particular mirada, pero no lo eran para la fotografía de la época que aún consagraba al blanco y negro y negaba al color el acceso a los museos y otros ámbitos artísticos.
En las fotografías de Shore, Estados Unidos se muestra como un país Kitsch, poco dado al gusto estético y seducido por los nuevos materiales industriales, los tubos de neón, los adornos grandilocuentes y los colores pastel.
Estas imágenes no sólo dignificaron la fotografía en color sino que hicieron que los americanos volvieran la mirada hacia sí mismos e hicieran un particular examen de conciencia plástica.

BERNARD PLOSSU
El fotógrafo francés (Nacido en Vietnam) fotografió durante alrededor de veinte años los entornos de las carreteras norteamericanas desde su coche captando la luz y las gentes del sudoeste. Retrató los paisajes áridos, las escenas cotidianas de los lugares donde siempre es verano, lo extraño y lo cotidiano, los pueblos fantasmas y los últimos coletazos del movimiento hippie, la vida relajada del sur y el peso del sol.

VICTOR BURGIN
Las fotografías de Burgin, con los textos sobreimpresos que escribió para cada una de ellas, parecen extractos de periódicos, mutilaciones de algún diario norteamericano del que no ha quedado más que la imagen y el pie de foto, pero lejos del estilo periodístico, hay literatura en cada una de sus fotos, hay una historia narrada en el texto y en la imagen, hay un retrato de una generación educada por la publicidad y los medios visuales.

JOEL STERNFELD
Sternfeld fotografía la vida diaria de las familias de clase media norteamericana, sus vehículos, sus casas, sus actividades de ocio. Pero en cada una de sus fotografías hay un elemento perturbador, algo que no encaja pero que es real, no añadido por el artista.
Una urbanización idílica al pie de una gigantesca brecha donde ha caído un coche. El bombero comprando calabazas mientras al fondo arde una casa. El elefante renegado y agotado en una carretera cualquiera. Cachalotes varados en una playa. El bebé casi olvidado dentro de su parquecito portátil mientras los adultos se asoman a la presa del Cañón de Glen.
Todas sus fotos parecen escenas familiares tomadas por cualquier familia en su día libre pero cuando ponemos algo de atención salta un resorte en nuestra mente y todo se nubla.

SHINYA FUJIWARA
Las imágenes de Fujiwara aportan una mirada oriental al libro. Esta fotógrafa ha retratado con su cámara muchos países, sobre todo lugares como la India o el Tibet. Para fotografiar los Estados Unidos recorrió el país en una caravana, pues para ella son los nuevos vagones y posó su mirada en su entorno, recogiendo todo tipo de instantes pues todo llamaba su atención aunque en cada imagen hay algo extraño y fuera de lugar. Alguna foto me recuerda a Moriyama por el tratamiento del blanco y negro o por el encuadre pero su originalidad es indiscutible.

ALEC SOTH
“Durmiendo a orillas del Mississippi” es el resultado del tiempo que Soth dedicó a fotografiar su estado natal, Minnesota. Un territorio alejado de las rutas principales, carente de la luz del sudoeste y menos interesante para algunos ojos, no así para los de este fotógrafo que, fotografiando un estado estaba captando la esencia de todo un país.

TODD HIDO
La repetición de unos pocos esquemas elementales parece ser la base en torno a la cual se estructura la arquitectura doméstica norteamericana. Las casas de madera repiten patrones a lo largo de todo el país y esa monotonía es al que retrata Hido dese su coche otorgando a las típicas viviendas con tejados a dos aguas y a los paisajes que las circundan una nueva dimensión que raya en lo onírico merced al uso del color y a esa niebla misteriosa que aparece en casi toda su obra. Una niebla que, muchas veces, no era más que su propio aliento sobre la ventanilla del coche.

RYAN MCGINLEY
Ver las fotografías de este reportaje que es real sólo a medias produce un efecto lisérgico en el espectador. Las imágenes de estos jóvenes que desnudos o semidesnudos recorren las carreteras en una suerte de viaje iniciático confunde al espectador merced a una suerte de hipnosis que atrapa desde la primera imagen y que aumenta ante la irrealidad meditada de cada fotografía. Uno no sabe si todo es un gran montaje o es un sueño hippie convertido en realidad. Eso sí, la impresión de estar ante una obra inigualable en cuanto a su belleza se aferra al espectador como la más real de las sensaciones.

JUSTINE KURLAND
Las fotografías de Kurland no son las de alguien que recorre las carreteras, sino la de alguien que vive en ellas. Ella y su hijo Casper recorrieron las rutas norteamericanas en una furgoneta adaptada a la vida en ruta y allá por donde pasaron fotografió a otros que, del mismo modo, habían decidido hacer de la carretera su hogar en una forma de vida alternativa y libre, sobre todo libre. Los “Outsiders” que aparecen en sus fotografías son la otra Norteamérica, la que vive al margen de cánones establecidos, la que ha conocido un significado diferente de la palabra libertad.

TAIYO ONORATO Y NICO KREDS
Las carreteras fotografiadas por Onorato y Kreds no existen, bueno, sí, pero no del todo, no como aparecen en las fotografías. Son carreteras inventadas sobre otras reales, son ficción y realidad confundidas. Donde está lo real y donde lo imaginado es el juego que proponen las imágenes que forman parte de “El gran irreal”, el libro que publicaron en 2009 y que da un nuevo significado a la fotografía de carretera.

Para concluir, el libro se completa con mapas que reflejan los itinerarios de algunos de los fotógrafos reseñados siendo el remate perfecto a una magnífica obra que recomendamos como imprescindible en cualquier biblioteca fotográfica.
Viajes fotográficos en la carretera a través de Norteamérica.
25×29 cm
336 páginas
Prólogo: David Campany
ISBN : 978-84-15691-82-2″