A todos aquellos a los que la fotografía nos ha inoculado su veneno, nos interesa todo lo que tenga que ver con ella, y eso incluye las historias que acompañan a cada imagen y a cada fotógrafo.
LLegamos a sus biografías tras el conocimiento de sus fotografías, aquellas que de un modo especial nos llenan y nos llevan a buscar un conocimiento más profundo de sus circunstancias.
Retrato de Miroslav Tichy
Pero ocurre también que, en ocasiones, es la fama del fotógrafo o fotógrafa la que precede a las imágenes, las leyendas anteceden a la obra y alteran su significado, dotándole de un valor añadido que no siempre corresponde con el que tienen las fotografías per se.
En este texto he recogido algunas de esos casos, los que han venido a mi memoria. Si alguien conoce algún otro, será bienvenido en los comentarios.
Evgen Bavcar.
Supe de este fotógrafo a finales de los años ochenta, cuando formó parte de aquel magno proyecto llamado Imagina 92. Durante un tiempo, bajo la dirección de Manuel Falces, algunos de los más importantes fotógrafos del momento expusieron en la Escuela de Artes de Almería, y de las fotos que hicieron durante la visita a sus exposiciones salió una gran exposición con un magnífico catálogo, pero esa es otra historia de la que hablaré en otro momento
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© Evgen Bavcar
Las fotografías de este autor esloveno se anunciaban acompañadas de un dato crucial, su ceguera. Y esa cualidad suya se convertía en la protagonista de la exposición.
Cada referencia a su obra que he encontrado se ve condicionada por su falta de visión, y en muchos casos el valor de su obra apenas se menciona pues el hecho prodigioso de la existencia de un fotógrafo ciego condiciona los textos.
© Evgen Bavcar
Su obra es muy interesante, sugerente por su uso de la luz, con la que a veces crea dibujos sobre fotos subexpuestas. Hay algo surrealista en su trabajo, tan sugerente y extraño, que fascina. La duda sobre cual es su método, una vez que se conoce su ceguera, es constante al ver cada una de sus imágenes. Comprendo que resulta imposible separar el hecho fotográfico de la circunstancia personal, aún así, me pregunto que habría sido de él y de su fama sin la condición que lo define.
Robert Capa.
El hecho extrafotográfico está presente en cada imagen de este autor. No hay biografía o reseña sobre la obra de Friedmann Endre Ernő que no venga acompañada de referencias a su vida novelesca.

© Robert Capa
Todo en su historia está impregnado de la ficción que el fotógrafo creó en torno a si mismo. Una leyenda que incluyó a su pareja Gerda Taro, cuyo nombre real fue Gerta Pohorylle. Capa fue un personaje, una creación de un hombre que necesitaba una imagen para hacerse un hueco en la fotografía, un falso galán novelesco para ocultar a un fotógrafo. Pero no sólo su biografía está impregnada de leyenda, sino también su obra.
Su fotografía más icónica, la que refleja la muerte de un miliciano español durante la guerra civil, se acompaña de una leyenda negra sobre su autenticidad que ha dado lugar a una gran cantidad de especulaciones.
© Robert Capa
Algo parecido ocurre con las que tomó durante el Día-D acompañando a los aliados que desembarcaron en Normandía. Él aseguraba haber gastado varios carretes que se borraron por culpa de un ayudante que erró en el revelado, quedando sólo once fotografías. El tiempo ha desvelado la mentira.
Robert Capa es, en definitiva, el nombre de un mito, una leyenda creada sobre un buen fotógrafo que llegó a creerse su propia leyenda.
Miroslav Tichy.
La historia de Tichy parece la suma de una novela de Dickens y la pasión por la fotografía.
Tichy es el personaje perfecto, un joven que abandonó sus estudios en la escuela de artes de Praga cuando cambiaron las modelos femeninas por hombres uniformados, para convertirse en un indigente que fotografía mujeres con cámaras fabricadas con materiales de deshecho. Lo tiene todo, aúna tragedia personal con la dedicación a una pasión y el éxito final gracias a sus habilidades únicas a la hora de construir cámaras con basura.
© Miroslav Tichy
Las cámaras de Miroslav Tichy son auténticas obras de arte, resulta increíble que esas amalgamas de cartón y desperdicios puedan tomar fotografías, y más aún que él mismo las revele y las convierta en fotografías de papel. Sólo por ver una de esas cámaras merece la pena visitar alguna de las exposiciones que se le dedican.
© Miroslav Tichy
En cuanto al valor de su fotografía, yo, personalmente, sólo veo la obra de un mirón obsesionado con las mujeres. Que cada cual saque sus conclusiones.
Vivian Maier.
A estas alturas ¿Queda algo por decir de esta fotógrafa?
La niñera fotógrafa alcanzó fama mundial gracias a que John Maloof encontró en una subasta sus fotografías y de ese modo descubriera la historia de la fotógrafa.
© Vivian Maier
Maier trabajaba como niñera y en sus trayectos urbanos se acompañaba siempre de una Rolleiflex con la que fotografiaba la vida en las calles y, cuando pasaba cerca de algún espejo, se autoretrataba.
© Vivian Maier
En la biografía de esta fotógrafa se dan la mano la calidad de sus fotografías con el interés de su historia personal. Las fotografías encontradas por casualidad han dado siempre lugar a historias interesantes, pienso ahora en Los Modlin, de Paco Gómez, pero nunca con el interés generado por esta mujer cargada de leyenda y de una cámara que le procuró un puesto entre los mejores.
Estos son los casos de fotográfos con leyenda que recuerdo, seguro que serán más, suficientes para una continuación de este texto en el futuro.