Bill Brandt en fundación Mapfre

Fundación MAPFRE presenta la primera retrospectiva que se realiza en España sobre Bill Brandt (Hamburgo, 1904-Londres, 1983), considerado uno de los fotógrafos británicos más influyentes del siglo XX.

Aprendiz en el estudio de Man Ray e influido en sus orígenes por artistas como Brassaï, André Kertész o Eugène Atget, Bill Brandt concibe el lenguaje fotográfico como un poderoso medio de contemplación y comprensión de la realidad, pero siempre primando las consideraciones estéticas sobre las documentales.

Publicadas en la prensa o en libros, algunas de sus fotografías se convirtieron rápidamente en imágenes icónicas, indispensables para entender la sociedad inglesa de mediados de siglo.

@ Bill Brandt

La muestra, que pudo verse en el centro de fotografía KBr Fundación MAPFRE, Barcelona el pasado otoño, reúne 186 fotografías positivadas por el propio Brandt, que, a lo largo de casi cinco décadas, abordó los principales géneros de la disciplina fotográfica: reportaje social, retrato, desnudo y paisaje.

La muestra, dividida en seis secciones, recorre la obra de este artista en la que sobrevuela siempre un cierto aire de inquietud, animado seguramente por la personalidad del propio Brandt, así como por el movimiento surrealista y las teorías psicoanalíticas de Freud, con las que estaba familiarizado.

La exposición se complementa con escritos, algunas de sus cámaras de fotos y distinta documentación, entre la que destaca una entrevista que ofreció al final de su vida al canal de televisión británico BBC en 1983, así como publicaciones ilustradas de la época. Todo ello gracias a la cortesía del Bill Brandt Archive de Londres y de la Edwynn Houk Gallery de Nueva York.

Esta exposición forma parte de la sección oficial del Festival PhotoESPAÑA

Un descubrimiento, Frank Bohbot

Franck Bohbot es un fotógrafo francés cuya obra se caracteriza por un uso de los colores y la composición que aporta un aire de irrealidad a sus imágenes.

© Franck Bohbot

Nacido en Longjumeau en el año 1980. Comenzó trabajando como fotógrafo de escenografías, y no cabe duda de que algo de ello hay en su obra. Cualquiera de sus fotografías tiene el aire de un escenario prefabricado pese a que retratan lugares reales.

© Franck Bohbot

En el año 2013 se instaló en Nueva York y pocos meses después en Los Ángeles. En verano visita a su familia en Seignosse, una localidad del norte de Europa, donde realizó su serie titulada Forever Young.

© Franck Bohbot

En sus fotografías el paisaje urbano languidece, se viste de colores pastel y se deshace de sus pobladores. Los lugares que capta con su cámara parecen maquetas o escenas de alguna película de Wes Anderson; simétricos, con los colores desvaídos como de diapositivas antiguas y con la presencia humana precisa, no más de la necesaria.

© Franck Bohbot

Es la luz, plana, plomiza, la que otorga a sus fotografías una irrealidad fascinante, la luz del verano y la playa sumada a escenarios que bien podrían ser de cartón piedra se combina con personajes que parecen ausentes, ajenos al fotógrafo y su cámara.

© Franck Bohbot

La serie titulada Forever Young es una obra maestra de composición y uso de la luz. Son fotografías tomadas en un parque acuático francés y convierten un espacio artificial de descanso dominical en un lugar de sueño, extraño y colorido en la forma, pero lo que retratan es tristemente verosímil y gris.

© Franck Bohbot

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Retrospectiva de Lee Friedlander en Fundación Mapfre

A partir del próximo día 1 de Octubre podrá visitarse en la sala Recoletos de la Fundación MAPFRE, la exposición Lee Friedlanderun completo recorrido por la trayectoria del fotógrafo norteamericano que, tras más de sesenta años fotografiando a diario, continúa en activo en la actualidad.

En su obra, Friedlander (Aberdeen, Washington, 1934), contrarresta los ideales de la práctica moderna mirando hacia la cultura popular en busca de inspiración, de forma parecida a como lo hacía el arte pop, rompiendo así los medios de representación tradicionales. Para ello incorpora un repertorio banal, crea argumentos visuales confusos y sacude al espectador con un sentido de la ironía derivado de yuxtaposiciones de objetos e ideas aparentemente inconexas que contrasta con la seriedad de los antiguos profesionales.

LA EXPOSICIÓN

La exposición propone un completo recorrido cronológico por su extensa obra, destacando algunos de sus proyectos más significativos, como American Monuments. Además, se muestran algunas de sus publicaciones más significativas y materiales de carácter documental que dan a conocer la compleja obra de uno de los fotógrafos más influyentes de nuestro tiempo.

Años sesenta

Durante los años sesenta, los trabajos por encargo obligan a Friedlander a viajar por todo el país, lo que redunda en su trabajo más artístico. Realiza numerosos retratos de músicos de jazz por encargo de Marvin Israel, director de la discográfica Atlantic Records, las únicas muestras de fotografías a color que encontramos a lo largo de toda su trayectoria, así como otros proyectos más personales. Es el caso de The Little Screens. Un conjunto que pertenece (exceptuando una de ellas) a las Colecciones Fundación MAPFRE y en el que aparecen elementos que serán recurrentes a lo largo de su trabajo como es la unión de objetos dispares que en su asociación generan ironía y humor.

De esta época son también sus primeros viajes por Europa. Por primera vez se exponen una selección de once fotografías realizadas en España en 1964.

Años setenta y ochenta

Durante los años setenta Lee Friedlander depura su lenguaje y las yuxtaposiciones de las anteriores fotografías disminuyen, en una organización del espacio que resulta menos caótica:  Albuquerque, Nuevo México, 1972, es un buen ejemplo, pues en esta imagen todos los objetos se contemplan con la misma nitidez.

Una de las características relevantes de la obra del artista, es la subversión de las reglas de la fotografía, un aspecto se hace especialmente evidente en The American Monument, 1976, uno de sus proyectos más conocidos, pero también en los desnudos y autorretratos, así como en las fotografías familiares. Estas últimas, a las que Friedlander otorga un especial cuidado y atención, son imágenes que aparentemente podrían haber sido tomadas por cualquiera de nosotros, pero muestran el mayor cariño y respeto, lo que no quiere decir sentimentalismo. Maria, Las Vegas, Nevada, 1970, es una de las imágenes más conocidas de su esposa, con la que convive desde hace más de sesenta años.

Años noventa

A principios de la década de mil novecientos noventa, el artista cambia su cámara de pequeño formato por una Hasselblad cuando se interesa por fotografiar el paisaje americano, lo que le permite seguir trabajando en los temas que le interesan, pero con mayor amplitud de campo. Gracias al nuevo formato es capaz de abarcar espacios más grandes y los motivos parecen ganar entidad y cuerpo.

De este período son también distintos proyectos que realiza por encargo, como Factory valleys, 1982, en el que documenta la zona industrial del valle del río Ohio, pero centrado en este caso, en los trabajadores en el momento de realizar su labor. De similares características es la serie de Omaha, Nebraska, 1995en este caso fotografías de gran formato centradas en las cabezas de los teleoperadores protagonistas de las composiciones.

Años dos mil y dos mil diez

La nueva dimensión del espacio que ofrece la cámara Hasselblad hace que la cercanía del fotógrafo con los motivos que representa y de estos con el espectador sea cada vez más evidente. Así ocurre en las imágenes que conforman el libro America by Car, publicado en 2010. Un trabajo de dos años de duración en el que recorre cincuenta estados del país en coches alquilados. El resultado son fotografías que incluyen sombras, volantes, salpicaderos o retrovisores entre los que se cuelan puentes, monumentos, iglesias, moteles o bares llevando al extremo la complejidad de las composiciones a partir de una técnica en realidad muy sencilla: el marco –del parabrisas o de la ventanilla- dentro del marco –de la cámara de fotos-.

Para la serie Maneqquin, de 2012, Friedlander rescata su Leica de 35mm. En esta ocasión vuelve a las ciudades de Nueva York y Los Ángeles y juega una vez más con los reflejos de los edificios y de los viandantes en los escaparates. En el interior de estos, uno o varios maniquís se exhiben en distintas poses, casi como si fueran modelos de carne y hueso. A pesar del tema escogido, no hay que considerar estas imágenes as una crítica explícita al consumismo, tampoco una copia de fotografías anteriores, sino una reflexión sobre su obra, algo que, por otra parte, Friedlander hace constantemente, para que el espectador también reflexione con él.