Crónica de PhotoEspaña 2015 (V)

Ausencias de Madrid me han imposibilitado publicar esta última crónica de PhotoEspaña 2015 hasta ahora.
Es la última porque las grandes expos ya están vistas y comentadas, casi todas, y ahora comienza el peregrinar por galerías que siempre tiene algo de calvario. Entre las que no tienen los horarios con los que figuran en las guías, las que han cerrado, las que están en un piso medio escondido al que da miedo llamar y otras en las que te abre alguien al que pareces haber molestado en su mejor momento y te hace incómoda la visita, visitar expos a veces es algo que da pereza y se va retrasando hasta que entran las prisas de última hora. Por supuesto que hay excelentes galerías sin estas comodidades, muchas de ellas, pero de todos modos creo que es oportuno concluir con la reseña de lo último que he tenido ocasión de visitar.

Museo ICO
Construyendo Mundos.

Que alguien me explique lo de esta exposición. Publicitada casi de refilón como una mera recopilación de fotos de edificios alejada de la temática de PhotoEspaña en esta edición, como insertada para cubrir un hueco, parecía algo que había que ver por inercia, porque tocaba, (Al menos esa es la impresión que nos dio a varios que lo hemos comentado) ha resultado ser una magnífica recopilación de la obra de algunos de los más grandes maestros de la fotografía. Excelente montaje, diseño y selección de imágenes, esta maravilla puede pasar desapercibida para muchos que ignoran la belleza que esconde.
Comisariada por el Barbican Center, esta muestra exhibe doscientas cincuenta fotografías de importantes fotógrafos, algunos cruciales en la historia. Podemos disfrutar de la forma en la que vieron y fotografiaron la fotografía autores como Berenice Abbott, Walker Evans, Julius Shulman y Lucien Hervé, Walker Evans, Ed Ruscha, Bernd y Hilla Becher, Stephen Shore y Thomas Struth. En la parte relativa a la arquitectura moderna y su relación con quienes la habitamos, se presentan fotos de Luigi Ghirri, Hélène Binet, Hiroshi Sugimoto, Luisa Lambr,  Andreas Gursky, Guy Tillim, Simon Norfolk, Bas Princen, Nadav Kander e Iwan Baan.
Prefiero no comentar el trabajo de cada uno de ellos, mejor es ir a verla.

Hélène Binet. Museo Judío de Berlín, Daniel Libeskind, Sin título 7, 1997. © Hélène Binet
Luigi Ghirri. Cementerio de San Cataldo, Módena; el osario en invierno, 1986. © 2014 Eredi Luigi Ghirri. Cortesía Luigi Ghirri Estate

La New Gallery.
This is what hatred did, de Cristina de Middel.

Confieso que tengo un cariño particular por la obra de esta fotógrafa. Hay algo especial en sus fotografías que supera el discurso conceptual pero vacío tan en boga. Seguramente ese algo sea sólo buena fotografía.
De todos aquellos de sus trabajos que he podido ver en una sala, tal vez sea este el que me cuesta más asimilar sin conocer el texto del que parte. No he leído el libro de Amos Tutuola, My life in the bush of ghosts (1964) en el que la fotógrafa se inspira para, en realidad, fotografiar un barrio de la ciudad de Lagos. Noto que me falta esa referencia pero aún así he disfrutado de sus fotografías, del misterio que esconden tras la sencillez de sus planteamientos, incluso del abigarrado diseño de la exposición.
Acudí a la exposición esperando ver la ilustración fotográfica de un libro pero me encontré con la crónica vital y apasionada de la vida en la ciudad africana, con el retrato de sus gentes, de sus leyendas, de sus miserias y sus glorias.
La recomiendo como suelo hacer con su trabajo.


© Cristina de Middel

Cristina de Middle
© Cristina de Middel

Museo Cerralbo
Korda, retrato femenino.

Alberto Díaz Gutiérrez (Cuba, 1928-2001), más conocido como Korda, debe su foto al retrato del Ché Guevara que se convertiría en un icono popular después de ser recortado, procesado y tratado por procedimientos serigráficos y similares.
Eso es lo que conocemos de Korda, nada más, tal vez sea porque no hay mucho más que conocer.
La exposición que se muestra en el museo Cerralbo intenta recuperar la figura de este fotógrafo seleccionando sus fotografías publicitarias protagonizadas por mujeres realizadas para la prensa Cubana, en la revista Carteles.
Considero que este es un intento loable pero fallido. La muestra carece de interés por monótona, porque no hay nada nuevo ni innovador, sólo repetición de fórmulas aburridas. Una pena.
Korda. Norka, ca. 1956 – 1958. Diseño del sombrero:Eva. © Korda, VEGAP, Madrid, 2015

Korda. Norka, 1958. Fotografía de portada de La Mujer suplemento del Diario de la Marina. Sombrero diseñado por Ginette Aussude. © Korda, VEGAP, Madrid, 2015

Galería My Name’s Lolita
La Habana. Juan Manuel Díaz Burgos

Dentro de lo que las galerías aportan al festival Off y lo que hasta ahora he podido ver, destaco la muestra de Juan Manuel Díaz Burgos dedicada a La Habana.

Desde que conoció la Habana en 1991, durante el “periodo especial”, Díaz Burgos se quedó fascinado por la vida en la capital cubana y sobre todo por sus habitantes.
Tres años después regresó y durante dos veranos realizó su “opera prima” habanera titulada Malecón de La Habana. “El gran sofá”. Desde entonces no ha cesado de retratar la Habana y algunas de las muchas fotografías tomadas se exponen ahora en esta exposición, pequeña pero intensa.
Las fotografías de Juan Manuel Díaz Burgos, realizadas con un bellísimo blanco y negro, muestran una cara amable de la Habana. Son imágenes potentes y hermosas que captan con acierto estampas habaneras cargadas de fuerza y energía.
Es una de esas exposiciones pequeñas pero intensas, que te dejan huella y muchas ganas de coger una cámara y salir a la calle.

Foto de © Juan Manuel Díaz Burgos
 © Juan Manuel Díaz Burgos

Conclusión:

Llegado a este punto del festival, me siento muy satisfecho con lo visto.
Creo que esta edición ha servido para darnos a conocer a grandes autores latinoamericanos y a acercar un poco más los dos continentes, que tan ajenos suelen permanecer en cuestiones artísticas.
Se hace mucha y muy buena fotografía en Latinoamerica pero más allá de unos pocos nombres permanece ignota para los españoles. Gracias a PhotoEspaña hemos podido (podemos aún) disfrutar de la fotografía que se hace en América del sur, conocer la realidad de aquellos países y de sus fotógrafos.
He echado de menos más presencia de países del sur del continentes, parecía que se había focalizado todo en el norte, pero insisto en que he visto muy buena fotografía y en que esta es una gran edición de PhotoEspaña.  Ha habido asuntos que me han disgustado, que me han parecido impropios del festival y que he ido comentando por aquí, pero entiendo que no son achacables a la organización del festival sino más bien a la gestión de los diferentes espacios expositivos.
Veremos a ver qué nos aporta la próxima edición, yo ya estoy impaciente pese a tener aún mucho que ver de esta.

Stephen Shore, lo sublime de lo cotidiano

La retrospectiva más importante de la obra de Stephen Shore que se ha llevado a cabo en España se encuentra expuesta hasta el 23 de noviembre en la sala que Fundación Mapfre tiene en el número 13 de la calle Barbara de Braganza, en Madrid.
Ayer mismo tuve la suerte de asistir a la visita guiada para bloggers, y recalco el adjetivo “privilegio” porque lo allí expuesto es historia de la fotografía que resulta aún más fascinante si alguien lo explica con la maestría con la que el personal de la sala lo hace.
Stephen Shore comenzó en la fotografía de forma precoz cuando sólo era un niño de 6 años y gracias a un equipo de revelado Kodak que un familiar le regaló, con lo cual invirtió el proceso habitual pues reveló fotografías antes de comenzar a tomarlas.
Comenzó a tomar fotografías tres años después y a los diez años su vecino, un importante editor musical, le regaló “American Photographs“, el libro de Walker Evans, lo que supuso para él una revelación.

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Portada del libro de Evans que tanto le influyó

Sólo tenía catorce años cuando se presentó ante Edward Steichen, el entonces director de fotografía del MOMA de Nueva York y le mostró su trabajo, convencido de su originalidad y diferencia, tanto que Steichen adquirió tres de sus trabajos, lo cual era un hecho único dada la edad del fotógrafo. A los dieciseis años, enterado de la actividad de Andy Warhol y sus colegas en The Factory, se presentó ante ellos y se convirtió en el fotógrafo de todo lo que aquella actividad frenética de arte pop supuso.

Cuando tenía 24 años se convirtió en el segundo fotógrafo vivo que expuso obra en el Metropolitan de Nueva York.
En 1972, Shore fue consciente de que conocía con detalle la ciudad de Nueva York pero nada del resto de su país, así que realizó un viaje a la ciudad de Amarillo (Texas), un lugar alejado de cualquier itinerario turístico, y en esa ciudad no sólo descubrió una nueva forma de fotografiar y de ver, también descubrió el color.
Hasta ese momento, Stephen Shore había realizado series fotográficas conceptuales en blanco y negro, como todos los fotógrafos. El color se consideraba vulgar y desde luego nada parecido al arte, pero las calles de Amarillo le llevaron a realizar una serie de postales (Literalmente postales, impresas como cualquier postal con su reverso listo para enviar por correo pero sin datos de la ciudad fotografiada) pero que huían de los arquetipos habituales y retrataban una ciudad geométrica, casi desértica, desangelada pero fascinante, y todo ello en un color industrial, de revelado automático.

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Postal de Amarillo, Texas. © Stephen Shore

A partir de ahí, Shore comenzó con su producción en color, contraviniendo las tendencias artísticas e introduciendo la fotografía en color en los museos y en el arte con mayúsculas pese a las muchas reticencias de las vacas sagradas de la fotografía de su época. Y lo que le hizo grande entre los de su tiempo no fue sólo el uso del color tan particular, sino la temática de sus fotografías.
Series como American Surfaces o Uncommon Places son colecciones de magníficas fotos cuyo tema es la nada, lo más cotidiano, lo que a nadie se le había pasado por la cabeza fotografiar. Sin pretenderlo, él fue el padre de la cultura visual contemporánea, el primero en fotografiar comida, lugares anodinos, aquello con lo que nos encontramos a diario y por ello pierde valor estético, todo lo que se alejaba de los grandes temas de la fotografía o el arte y que ahora vemos a diario en internet como una auténtica avalancha de fotografía instantánea repetida hasta la saciedad.

P9227355Algunas fotografías de American Surfaces expuestas en la sala. © Stephen Shore

Algunas fotografías de Uncommon Places expuestas en la sala © Stephen Shore

Siempre ha sido y sigue siendo un fotógrafo contracorriente, en todo momento, cuando comenzaba una nueva serie buscaba subvertir las normas, hacer lo contrario de lo que las tendencias artísticas marcaban. Fotografió los paisajes de Texas o Escocia huyendo de las grandes composiciones y centrándose en aquellos lugares donde no hay una referencia para fijar la mirada. Usó el color de revelado automático cuando sus colegas pasaban horas en los laboratorios para cada fotografía en Blanco y negro. Regresó al blanco y negro cuando ya todo el mundo fotografiaba en color. Realizó fotografía callejera espontánea y vital usando una enorme cámara de placas.

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Fotografía callejera realizada con cámara de placas expuesta en la sala © Stephen Shore

El gusto por la diferencia, el contínuo tour de force por ir un paso más allá, por hacer lo que le apetecía y enfrentarse a sus series con una ferrea disciplina son las características que convierten a la obra de Stephen Shore en una referencia en la historia del arte, en cierto modo junto a trabajos de autores como William Eggleston o Willian Christenberry y él es la fuente de la que beben fotógrafos posteriores como Nan Goldin, Andreas Gursky, Martin Parr o Brian Schutmaat, entre otros.
Stephen Shore sigue siendo en la actualidad uno de los más grandes fotógrafos, ahora su trabajo está en instagram y en Facebook, lo cual tiene toda la lógica pues él fue el creador de la fotografía que practican la mayoría de los instagramers, con la diferencia de que él fue el primero en hacerlo.
Ahora, toda esta fotografía se puede contemplar en la exposición de Fundación Mapfre, excepto las fotografías de su etapa junto a Warhol, yo pienso volver a verlas de nuevo, a empaparme de ellas con la esperanza de que algo se me contagie, y cuando se acabe la exposición, disfrutaré del excelente catálogo.

 

Datos de interés.
Web de Stephen Shore
Stephen Shore en Instagram
Stephen Shore en Facebook
Web de Fundación Mapfre