Beatus Ille

Beatus ille qui procul negotiis,
ut prisca gens mortalium
paterna rura bobus exercet suis,
solutus omni faenore,
neque excitatur classico miles truci
neque horret iratum mare,
forumque vitat et superba civium
potentiorum limina.”
Horacio

En sus versos, el poeta latino alababa a todo aquél que decide abandonar la vida en la ciudad, huir del ajetreo y la presión de la sociedad urbanita y encontrar su refugio en el campo, en un terreno idealizado y casi utópico donde todo es paz y armonía con la naturaleza.
Lo proclamó Horacio y desde él han sido muchos los que han seguido sus pasos, los que han roto con una vida regida por las normas de la urbe para empezar otra casi desde cero en plena naturaleza y, como suele ocurrir, en los casos más particulares siempre hubo y habrá un fotógrafo tomando constancia del hecho.
Las comunidades aisladas, los eremitas, los que renuncian a todo, los artistas bohemios que buscan su comunión con la madre tierra, los que luchan a diario con la naturaleza salvaje, todos ellos se convierten en caldo de cultivo para reportajes fotográficos de interés porque llevan consigo la fascinación de lo inusual.
En este texto quisiera hacer una reseña de los casos que más me han interesado entre los que conozco.

Los bucólicos

Los que hacen bueno a Horacio o a Fray Luis de León. Personas que han encontrado en la vida campestre un remedo de paraíso utópico, los que sienten la naturaleza como una parte de su vida y ellos parte de la naturaleza.

Alain Laboile

Descubrí el trabajo de este fotógrafo a través de las redes sociales y me produjo una extraña sensación, había algo en sus fotos que me parecía demasiado artificial, como de poses ensayadas que dan como resultado bellas imágenes pero suficientemente falsas como para adornar los marcos de alguna cadena de muebles sueca, pero a la vez había algo fascinante, que me atraía y me forzaba a no dejar una de sus fotos sin ver, sin disfrutar de su blanco y negro y de las escenas que mostraba.
Documentándome más a fondo encontré entrevistas en las que el autor hablaba de su trabajo y donde contaba su historia. Laboile (1968, Bordeaux, France) es un escultor que vive con su familia en el campo, sus seis hijos crecen en plena naturaleza y un día comenzó a fotografiar su día a día silvestre. El autor asegura que no hay premeditación ni preparación previa en ninguna de sus fotografías, es la vida normal de unos niños que disfrutan de la naturaleza.
Las fotografías son bellas por lo que cuentan y por el uso magistral del blanco y negro, eso es indudable, y sólo por eso merecen que se les dedique un tiempo.

laboile1© Alain Laboile
Screen+Shot+2013-08-18+at+9.57.52+AM© Alain Laboile

Niki Boon

Las fotografías de Alain Laboule me han recordado las de Niki Boon, que no sólo tienen una fuerte similitud formal y conceptual, sino que incluso comparte título “Familia“.
Al igual que el autor francés, la artista neozelandesa muestra en blanco y negro la vida de sus hijos. Hay un parecido muy grande entre ambos trabajos que seguramente será casual, sólo son formas parecidas de mostrar una realidad similar. Sus fotografías muestran escenas más naturales si bien sus retratados parecen estar posando.

boon1© Niki Boon

boon2© Niki Boon

Sally Man

Los trabajos de los dos autores anteriores me recuerdan a un tercero, las fotografías que Sally Man (Virgina, Estados Unidos, 1951) tomó de sus hijos (Jessie, Virginia y Emmett) en su granja de Lexington cuando no superaban los 12 años.
Esta serie, titulada “Immediate Family” fue comprada por instituciones como el el MoMA o el Guggenheim de Nueva York si bien es recordada por la polémica que una de sus fotografías creó, la titulada “Candy Cigarrette” (1989) en la que una de sus hijas aparece sosteniendo un cigarro y en actitud de fumar. El cigarro es en realidad una golosina, no es tabaco, pero aunque el título de la obra lo deja claro la censura hizo de las suyas. Aún así, la fotografía fue vendida en Nueva York por 266.500 dólares en Nueva York.
Esta serie de fotografías es menos inocente que las de Laboile o Boom, hay algo más perturbador pero sólo intuido, más natural y real.

sallymann2© Sally Mann (Candy Cigarette)
three-graces© Sally Mann (The three graces)

Los luchadores

Pero vivir lejos de las ciudades no siempre resulta tan utópico como pueden dar a entender algunos autores. La vida puede ser muy dura donde desaparecen las comodidades y los recursos se ven mermados, y es esa vida en los extremos la que ha generado magníficos trabajos de los fotógrafos más aventureros.

Corey Arnold

Corey Arnold no es sólo fotógrafo, es también un pescador que ha faenado en Alaska desde 1995. En su currículum suma ya siete años de pesca de cangrejos y otras especies en el mar de Bering y ahora capitanea un barco en el que se dedica a la pesca del salmón salvaje en la bahía de Bristol, Alaska.
Arnold habita en una fábrica de conservas de salmón abandonada y hace tiempo que documenta su experiencia pesquera con impactantes fotografías.
Este autor muestra la vida de los que tienen que enfrentarse a diario contra la madre naturaleza para ser parte de ella. Lo que sus imágenes muestran es la cara menos amable de la vida alejada de la ciudad pero no por ello menos interesante.
Corey Arnold ha publicado dos libros sobre su obra y sus fotografías han sido expuestas o publicadas en medios como The New Yorker, Paris Review, New York Times, Tiempo, National Geographic  o Esquire entre muchas otras.
Después de zambullirnos literalmente en sus reportajes fotográficos nos dará que pensar cada vez que estemos delante de una lata de conserva de pescado.

Corey-Arnold-FWBS-27,large.1455914620© Corey Arnold

Corey-Arnold-Wolf-Tide-9,xlarge.1455914620© Corey Arnold

Bharat Sikka

Nacido en Benarés en 1973, este fotógrafo forjó su carrera en Nueva York y actualmente vive entre La India y Europa. Tiene a sus espaldas un amplio curriculum como fotógrafo publicitario y editorial, pero a su vez cultiva el reportaje de caracter social.
De entre esos reportajes hay uno que me interesa sobre los demás, el titulado “The road to Salvador do mundo“.
Salvador do mundo es una población pequeña en Goa, India, cuyos habitantes viven en condiciones de miseria, en realidad no es más que uno de tantos villorrios miserables que existen en el mundo, pero de nuevo es la mirada de un fotógrafo quien dota a lo retratado de una dimensión especial.
Las fotografías de Sikka otorgan a Salvador do mundo y a sus habitantes un cierto halo mágico que presenta su pobreza y sus duras condiciones de vida como una ensoñación de cuento de hadas. Un cuento de hadas triste pero cuento a fin y al cabo.

bharatsikka-salvador-do-mundo-2© Bharat Sikka

bharatsikka-salvador-do-mundo-1© Bharat Sikka

Jan Brykczynski

Brykczvinski (1979) es un fotógrafo especializado en retratar la decadencia del kitsch involuntario, el que se produce en áreas rurales por acumulación de objetos, por el caos de los espacios descuidados donde se apilan elementos decorativos sin orden ni gusto.
Sus series de fotografías son de gran interés, especialmente una titulada Arnes, diferente de las demás y cuya temática y tratamiento formal encaja en este texto.
La oveja islandesa es una especie de gran dureza capaz de sobrevivir en temperaturas muy bajas o en situaciones de falta de alimentos. Hay quien afirma que la mentalidad islandesa coincide con el comportamiento de este animal, sobre todo la de aquellos que viven de criar a estos animales.
La localidad islandesa de Arnes es un animal que puede sobrevivir en temperaturas extremadamente bajas y a prolongadas hambrunas.
Hay quienes afirman que la mentalidad de los islandeses se corresponde con las características del animal y eso es lo que Brykczvinski ha retratado, la vida diaria en condiciones extremas de los pobladores de la región de Arnes, los que dedican su vida a la oveja.
38 personas habitando 15 casas durante todo el año y rodeados de cerca de 2700 ovejas, la estepa y el mar, no hay más en Arnes pero más que suficiente para que Jan Brykczvinski realice un muy interesante reportaje.

Captura-de-pantalla-2016-05-28-a-las-19.38.23© Jan Brykczynski

Captura-de-pantalla-2016-05-28-a-las-19.38.43© Jan Brykczynski

Los bohemios

Aquellos que parecen haber alcanzado el beatus ille, los que han creado comunidades que parecen cercanas a la utopía, los que viven sus propias normas en entornos que , al menos en apariencia, son lugares felices.

Claire Martin

Faerieland es una suerte de santuario o moderna comuna habitada por seis personas homosexuales que se identifican como Faeries, una palabra inglesa que significa algo así como semejantes a hadas..
Este peculiar lugar existe desde 1979, cuando Harry Hay, un destacado activista gay norteamericano pidió a las personas homosexuales que se deshicieran de la fea piel de sapo de la hetero-imitación para encontrar el resplandeciente príncipe hada que llevan dentro. Su intención era animar a los homosexuales a apartarse de los cánones heterosexuales.
Algunos activistas homosexuales radicales decidieron encontrar esa verdadera identidad gay apartándose de la sociedad y los campamentos “faeries” se extendieron por el mundo.
Claire Martin ha retratado la vida en uno de esos santuarios gais situado en Australia ocupando 52 hectáreas de tierra en la región del Arco Iris de Nueva Gales del Sur y su historia es en gran parte responsable de que los homosexuales de las zonas rurales australianas se decidieran a mostrarse.
Faerieland tiene unas raices hippies que entroncan con un neo paganismo y una espiritualidad indígena, además de todo eso es un lugar que tiene algo de irreal, de utopía, de Arcadia realizada.
Las fotografáis de Claire Martin retratan a la perfección la sensación de libertad, de paraíso más allá de las normas, de cuento de hadas.

Captura-de-pantalla-2016-05-28-a-las-19.40.14© Claire Martin

Captura-de-pantalla-2016-05-28-a-las-19.41.24© Claire Martin

Los marginales

No todo es utópica comunión con la naturaleza, en ocasiones son los inadaptados, los marginales o incluso los proscritos los que buscan una alternativa en la vida alejada de las grandes ciudades habitando comunidades que distan bastante de ser lugares de ensueño

Rebecca Rütten

Rebecca Rütten viajó en enero de 2014 a lo largo de América Central y allí se encontró con un grupo de personas que se habían establecido en un albergue donde vivían en entera libertad. En diciembre del mismo año decidió regrersar a aquél lugar que en una primera impresión de había parecido poco menos que idílico.
En aquellas dos visitas, Rütten fotografió un lugar que bautizado como Never-Never Land en el que sus habitantes, provenientes de diferentes lugares del globo vivían entre excesos sin cortapisas a cualquiera que fueran sus apetencias.
El sexo y la droga eran los reyes absolutos de aquél lugar del que la degradación se apropiaba poco a poco. Hombres y mujeres mezclados más allá de convencionalismos e incluso de leyes. Lo que allí encontró dejó una profunda huella Rebecca Rütten, su utopía poco a poco se convertía en una distopía y la repetición de excesos que tenían lugar ante sus ojos le produjeron fuertes choques emocionales y físicos.
Lo que había comenzado como un proyecto libre de pensamiento se convirtió con el tiempo en una alegoría del primitivismo de la humanidad. Las conversaciones superficiales que se repetían día a día y el comportamiento repetitivo de los huéspedes producían una sensación de deja-vu permanente. Según palabras de la autora: “Esnifaban un medicamento psicoestimulante para levantarse.Desayunaban, comían y cenaban con cervezas; tomaban Valium para dormir; bebían todos los días, incluso cuando no teníamos ganas de emborracharnos. Pasaban de la euforia de la borrachera a la resaca. Vagaban casi desnudos de un sitio a otro. Todos practicaban sexo con todos. La atmósfera era muy pesada”.
El resultado de la estancia de Rebecca en este lugar produjo un muy interesante libro titulado Never-Never Land repleto de fotos impresionantes.

Rebecca_Rutten_06© Rebecca Rütten
neverneverland_16© Rebecca Rütten

Teri Havens

Oriunda de Lubbock, Texas, Teri Havens es una fotógrafa que ha centrado su obra en fotografiar fragmentos de la cultura norteamericana durante los últimos treinta años.
En su serie titulada “The last free place“, la fotógrafa retrata a los habitantes de la ciudad de La Losa, en el desierto de Sonora, California, donde pasó una larga temporada y que ahora se han convertido en sus amigos para siempre.
Sin agua corriente ni electricidad, sólo algunos generadores, por Las Losas pululan residentes, nómadas, jubilados y un amplio catálogo de tipos humanos que habitan este antiguo camping ya sea de forma permanente o como visitantes de paso.
La chatarra o lo que cobran de la seguridad social es la única forma de manutención de muchos de ellos pero estas condiciones extremas son las que otorgan a estas personas una dignidad y uniquedad especiales. Se rigen por los códigos de la decencia humana y la sinceridad.
Y junto a las personas, los perros, cada vez más, alcanzando niveles devastadores pero bienvenidos por los habitantes de Las Losas que los han convertido en su símbolo, en una identidad común y un motivo para seguir adelante.
Las imágenes tomadas por Havens ofrecen constancia a la vez de la miseria y la dignidad. Impresionantes retratos de los que por elección o sin ella tienen su hueco en este punto al margen, entre perros y gatos callejeros, entre el polvo del desierto y el aroma de la libertad.

havens-1© Teri Havens
havens2© Teri Havens

Enlaces de interés:
Web de Alain Laboile
Web de Niki Boon
Web de Sally Mann
Web de Corey Arnold
Web de Bharat Sikka
Web de Jan Brykczynski
Web de Claire Martin
Web de Rebecca Rütten
Never-Never Land en Sefl Publish be Happy
Web de Teri Havens

 

La mirada rasgada (III)

Comencé a escribir sobre fotógrafos orientales con intención de elaborar un par de entradas, pero la gran demanda que esta serie ha tenido y lo mucho que estoy aprendiendo al documentarme me lleva a continuar escribiendo estos textos.
Vamos a por el tercero.

Hisaji Hara

Balthasar Kłossowski de Rola (1908-2001), más conocido como Balthus, realizó en los años treinta una serie de cuadros en los que mostraba a jóvenes mujeres en posturas cargadas de erotismo. Estos lienzos, en especial el titulado “La maestra de guitarra” que mostraba sexo entre mujeres, escandalizaron a la sociedad de su época y encontraron un hueco en la historia del arte. Eran cuadros tan bellos como turbadores, intencionadamente  provocadores que dieron pie a otros artistas para dar el paso que el arte necesitaba.
Hisaji Hara nació en Tokio en 1964, cincuenta y seis años después de Balthus, cuando el arte había superado prejuicios y andaba algo más libre de tapujos, sin embargo optó por basar usa obra en interpretar la obra de Balthus en forma de fotografías.
Las fotografías de Hara reproducen de una forma casi literal los cuadros de Balthus pero en este caso sus protagonistas son escolares japonesas que visten el típico uniforme de marinera.
Si bien las fotografías de Hara reproducen los cuadros, las posturas y actitudes de sus protagonistas son las mismas, hay en estas una candidez que, lejos de inocente, otorga un carácter más perverso a las imágenes. Las mujeres de Balthus, aunque púberes, tienen el rostro de adultas desinhibidas. Las modelos de Hisaji Hara son preadolescentes que tanto nos parecen protagonistas inocentes de antiguos daguerrotipos como modernas dominatrix.
De nuevo en un fotógrafo japonés el morbo erótico es el protagonista y siempre presentado justo en el límite entre lo políticamente correcto y algo más oscuro.

balthus-hara1 balthus-hara2© Hisaji Hara y Balthus

Daisuke Yokota

Encuentro en este fotógrafo la esencia de lo que me fascina de los fotógrafos asiáticos; la extrañeza, el paso incierto entre lo establecido y lo novedoso, la mirada subjetiva y personal que va un paso más allá.
Sus fotografías, siempre en blanco y negro, reciben un tratamiento que las ensucia, las simplifica y embrutece dándoles un aspecto cercano a fotocopias (De hecho la fotocopiadora es uno de los instrumentos de los que se sirve), pero no por ello son menos bellas, al contrario, su carácter misterioso, como encantado, las hace atractivas y seductoras.
De sus series, me interesa especialmente su serie “nocturnas”, en ellas encuentro ese punto de rareza, la visión particular de la realidad que los artistas orientales tienen.
Son estas fotografías de paisajes anodinos tomadas con cámaras ditigales y sometidas a un proceso complejo y peculiar; Después de la toma la imprime y fotografía esa copia con película de color en formato 6×7. El revelado posterior altera los tiempos de exposición comunes y usa agua caliente. Este proceso se repite muchas veces, alrededor de diez.
Su intención es transmitir en imágenes los efectos sonoros de la música electrónica, el eco o la reverberación.
No sé si conseguirá transmitir sensaciones tan complejas, pero sin lugar a duda sus imágenes son potentes y evocadoras.

01© Daisuke Yokota

daisuke-yokota-backyard-21© Daisuke Yokota

site_17-700x526© Daisuke Yokota

Sachiko Kawanabe

La fotografía de Kawanabe responde al arquetipo de mujer japonesa casi aislada del mundo para recluirse en el suyo propio.
Las suyas son fotografías sencillas pero potentes, intimistas, un catálogo de instantes de la vida rural japonesa que parece más sacado de una película de Miyazaki que del mundo real.
Hay algo oculto en sus imágenes que va más allá de la mera fotografía, es lo que narra por encima de la imagen en sí. En sus fotos, tomadas sobre todo en los alrededores de su casa paterna, habla de la relación con su madre y de como nadie puede estar solo en el mundo pues todos tenemos un vínculo que nos ata a otros, aunque sea el mero hecho de tener padres o serlo.
Es cierto que sus fotografías entroncan dentro de la tendencia algo hipster de fotografiar lo que cotidiano y que parecen influenciadas por las modas de instagram y similares. Pero basta con darse una vuelta por su página web para encontrar algo más, algo sutil, casi escondido, que las hace diferentes.

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© Sachiko Wakanabe

040_82bb82cc011© Sachiko Wakanabe

060ts004© Sachiko Wakanabe

Weng Peijun (Weng fen)

El hombre destruye y el hombre construye, aunque en ocasiones lo construído por el hombre parece llevar a la destrucción. Sobre esta paradoja se diría que se crea la obra de Weng Peijun, conocido como Weng Fen.
El fotógrafo nacido en Hainan (China) en el año 1961, centra su obra fotográfica en el retrato de gigantescas construcciones tan características del crecimiento urbanístico que el capitalismo a producido en China. Pero al contrario de como lo pudieran hacer autores tales como Jason Hawkes, Peter Stewart o Edward Burtynsky, limitándose a los retratos asepticos de las nuevas construcciones, Weng fen antepone siempre a los edificios la figura humana.
Personas en primer plano, siempre, en todas sus fotos, generalmente mujeres jóvenes, representaciones de la inocencia frente a la megaconstrucción. El hombre contemplando su obra, como un moderno Frankestein orgulloso por haber creado, temeroso por las consecuencias de su creación.
Sus figuras aparecen en primer plano, junto a algún tipo de muro que las separa de la megalópolis. Muros generalmente de colores abigarrados que contrastan con la uniformidad cromática de los edificios.
Unas fotografías que inducen a la reflexión, por su belleza, por su tratamiento formal y por el mensaje que transmiten.


on+the+wall-haikou+2© Weng Fen

on+the+wall-haikou+5© Weng Fen

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© Weng Fen

Masao Yamamoto

Yamamoto, nacido en 1957 en Gamagori (Prefectura de Japón de Aichi) trabaja creando pequeñas fotografías que pretenden ser únicas no sólo por lo que muestran, sino por su condición de objetos.
La formación de Masao Yamamoto es como pintor al oleo y la forma de trabajar de un pintor es la misma que sigue a la hora de realizar sus fotografías. Intenta crear imágenes que evocan recuerdos, que sugieren más que mostrar de forma explícita, pinceladas de haluros de plata.
La influencia de su formación como pintor no se queda ahí, además, trabaja con las texturas, realiza virados con materiales como el té, pinta sus fotografías o las rasga.
Con este procedimiento, sus imágenes de paisajes, desnudos o bodegones acaban por ser obras de arte independientes, y todas de un gran valor artístico.
La forma en la que se enfrenta a la composición y elección de motivos, así como el uso de la luz y del blanco y negro o el pequeño tamaño de sus copias finales, entroncan de forma directa con el arte tradicional japonés. Cualquiera puede distinguir en sus fotografías una mirada asiatica, antes incluso de conocer la procedencia del autor.

23472A-e1352286691323© Masao Yamamoto

231529© Masao Yamamoto

Captura de pantalla 2015-04-11 a las 17.39.36© Masao Yamamoto

 

Y con esto termino esta entrada sobre fotógrafos orientales mientras preparo la siguiente.

Enlaces de interés:
Hisaji hara
Daisuke Yokota
Sachiko Wakanabe
Weng Fen
Masao Yamamoto

 

Arco 2015. Eppur si muove

He estado en Arco.
Si, doctor, lo confieso. Prometí que no volvería, como hago cada año cuando salgo de la feria con apetito de un bocadillo de biodraminas, pero soy debil y vuelvo a recaer cuando, como aves precursoras de primavera, aparecen por febrero los feriantes del arte.
Sé que debería dejarlo, o eso o escribir un libro sobre mi relación de atracción-repulsión hacia la feria que eclipse a las cincuenta sombras esas.
En fin, he estado en Arco y he ido sobre todo buscando fotografía. Porque la fotografía es mi pasión y porque tal vez aún está más libre de esperpentos que el resto de las artes presentes. Ojo, la fotografía contemporánea es terreno abonado para que germinen los esperpentos, los disparates y los egos sobredimensionados, y no hay más que visitar ciertas exposiciones y certámenes para comprobar lo que pueden llegar a pergeñar los cachorros apócrifos de Fontcuberta, pero parece ser que en las ferias de ferias todavía hay un cierto reparo a determinadas prácticas. No creo que eso signifique una mayor cordura por parte de los galeristas, sino más bien que aún la fotografía no es considerada como un arte con mayúsculas por los que acuden a dejarse los millones en la última paja mental del autor famosillo de turno y la apuesta de los expositores se encamina más hacia terrenos seguros.P2268445Dando un paseo por la feria, que ahora es más cómodo y relajado gracias a un nuevo diseño, más abierto y limpio, es fácil ver cómo la fotografía es la hermana menor, que en algunas galerías parece ser un recurso para rellenar huecos en la pared. No obstante hay stands que elevan la media.

La elección de obras y autores, como de costumbre, es variopinta y según sea la filosofía matriz de cada expositor, las fotografías varían en formatos y temáticas así como la celebridad de sus autores.
Este año he encontrado más obras de algunos de los grandes de la fotografía. Siempre supone un gran placer encontrarse con fotografías de André Kertesz, Herbs Ritts, Cándida Höfer, Grete Stern, David Goldblatt, Mapplethorpe o incluso Brancusi que aquí está presente como fotógrafo, no como escultor.

P2268309© Grete Stern

P2268278© Herb Ritts y André Ketersz

Entre estos grandes afloran algunos autores que, aunque contemporáneos, suponen apuestas seguras gracias al nombre que se han labrado.
Pablo Genovés es el eterno presente en ferias, antologías y cualquier intento de mostrar lo “mejor” de la fotografía española actual. Yo lo he intentado, con tesón, pero no consigo ver qué tienen de especial sus fotomontajes apocalípticos.

P2268265© Pablo Genovés

José Manuel Ballester es otro nombre muy presente en la feria, con algunas fotos muy interesantes como una perteneciente a su serie sobre la restauración del Rijksmuseum o la fotografía de la escalera del Caixa Forum que exhibe Pilar Sierra. Tal vez sea la escalera más fotografiada de Madrid, pero Ballester consigue darle una nueva dimensión.

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P2268272© José Manuel Ballester

La galería Marlborough expone, un año más, fotografías de Manuel Franquelo, muy interesantes en su planteamiento y en su impecable técnica, tanto es así que muchos de los visitantes comentaban sus fotografías pensando que se trataba de la pintura hiperrealista que este autor suele realizar.

P2268297© Manuel Franquelo

Marina Abramovic estaba presente en varias galerías con las fotografías de sus performances.

P2268351© Marina Abramovic

Helena Almeida, Pierre Gonnord, Erwin Olaf, García Alix, Cristina García Rodero o Richard Mosse son otros ases en las mangas de los galeristas.

P2268404© Pierre Gonnord

P2268419© Richard Mosse


De entre los fotógrafos con menor renombre (Al menos dentro de mis limitados conocimientos) he encontrado trabajos muy interesantes y otros que me lo han parecido menos pero casi ninguno que me haya resultado falto de interés. Abunda el tratamiento seriado de las fotografías, apenas se encuentran fotografías únicas y son las series temáticas las que imperan dentro del catálogo fotográfico de Arco 2015.

Muy bellas las fotografías sobre metacrilato de la serie “Una vez estuve en África” de Eduardo Nave. Milagros de la Torre presenta una serie de fotografías documentales de objetos relacionados de alguna forma con asesinatos o terrorismo sudamericano. Me siguen gustando mucho las fotografías que Lucía Koch toma del interior de cajas de cartón o bolsas de papel. No me acaban de convencer los juegos de positivos y negativos de Íñigo Manglano-Ovalle ni el juego entre fotografía y dibujo de Ed Templeton.

P2268269© Eduardo Nave

P2268325© Íñigo Manglano-Ovalle

P2268321Lucía Koch

P2268305© Milagros de la Torre

P2268344© Ed Templeton

La serie sobre huellas de Carlos Motta es interesante, así como la de Jorge Ribalta titulada “Sur  L’herb” y “Divisions” de Peter Downsbourh. Estos dos últimos trabajan con el blanco y negro creando hermosas series. De este último autor me llama la atención la cercanía estética y conceptual de sus fotografías de casas de madera con la interesantísima composición de Marlon de Azambuja consistente en ochenta y tres fotografías de paredes medianeras en las que ha pintado de negro sobre cada copia la parte de cada pared que coincide con las demás en cuanto a su forma, constituyendo un interesante documento sobre ese tipo de arquitectura.

P2268359© Carlos Motta

P2268396© Jorge Ribalta

P2268401© Peter Downsbourh

P2268421© Marlon de Azambuja

“Gloom”, de Paulo Nozolino es una bella e inquietante serie sobre algún lugar abandonado y oscuro. Xavier Ribas presenta hermosas fotografías de paisajes desérticos relacionados con la extracción del Nitrato de Chile. Las tres fotografías tituladas “Critical Heat” de Alejandro Vidal con el humo como protagonista resultan bellas y misteriosas.

P2268413© Paulo Nozolino

P2268427© Xavier Ribas

P2268435© Alejandro Vidal

De Teresa Margolles hay muestras de dos series; Una de ellas es “El testigo” que ya conocía y que a pesar de su interesante planteamiento me resultan demasiado frías. Sin embargo, la serie “Esta finca no será demolida” presentada por la galería Peter Kilchmann como su obra principal me interesa mucho, desde un punto de vista estético y plástico y también por el mensaje tan duro que aporta.

P2268445© Teresa Margolles

Los peinados de mujer de Patricio Reig sobre papel arrugado se repiten otro año más y sigo sin verles su por qué.

P2268311© Patricio Reig

Los “Ikea Disobedients”, de Andrés Jake, tienen un interés en cuanto al concepto que las convierte en buenas obras documentales, pero sólo eso.

P2268392© Andrés Jake

Entre las series fotográficas se encuentran algunas que, siempre en color, siguen una estética a caballo entre instagram y polaroid. Es una tendencia que se me resiste, no puedo evitar ver en estas fotografías intentos de alcanzar sin conseguirlo la maestría de Stephen Shore o Eggleston. Ni Frank Mädler, ni Daniel G. Andujar ni Luis Molina Pantin han logrado atraerme porque su obra me suena a un eterno déjà vu.

P2268373© Luis Molina pantin

P2268267© Daniel G. Andujar

P2268283© Frank Mädler

Del resto de fotografías, las que son obra única, hay alguna que me ha conseguido cautivar de forma particular.
“Rio Säo Francisco” de Caio Reisewitz me ha parecido una fotografía potente, hermosa y arriesgada por el uso del negro. Me gusta mucho el collage de Vik Muniz, es potente y cautivador. Fascinante “Memento Mori”, el fraile con craneo de Roland Fischer. También me gustaron, por potentes, los autorretratos de Roberta Lima. Los paisajes urbanos de Primoz Bizjak me interesaron mucho, me sirvieron de relax para el cansancio ocular que la feria produce, al igual que “Callus wé” de Jordi Bernardó, muy académica en su planteamiento y técnica, pero hermosa también.

P2268331© Caio Reisewitz

P2268336© Vik Muniz

P2268386© Roberta Lima

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© Primoz Bizjak

MementoMori-1984-193x136cm© Roland Fischer

P2268411© Jordi Bernardó

“Remains allong the wall”, de Willie Doherty y “Dove nasce il vento” de Giovanni Ozzola son dos fotografías de entornos urbanos de gran belleza, que invitan a ser contempladas durante un buen rato, a sentirlas a fondo.

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© Willie Doherty

P2268447© Giovanni Ozzola

Las fotografías de Cecilia Paredes me gustan y me recuerdan a las de Marina Abramovic por ser la autora la protagonista a través del autorretrato de sus performances, aunque en el caso de Cecilia Paredes la motivación de sus fotografías sea más estética que conceptual.

P2268461© Cecilia Paredes

“Sophia”, de Adriana Duque es una fotografía que captaba la atención de los visitantes, por su potente calidad técnica y su aproximación plástica a los cuadres de Vermeer. Pero creo que más allá de esa similitud no hay más interés.

large© Adriana Duque

Y esto es todo, o al menos todo lo que de una forma u otra llamó mi atención. La feria es muy grande y por mucho que uno lo intente siempre se escapa algún rincón.
Como me conozco, anuncio que el año que viene volveré, me indignaré de nuevo, me reiré y seguro que alguna obra volverá a seducirme.Arco

La mirada rasgada (II)

En esta entrada continúo con mi selección de aquellos autores orientales cuya mirada me parece sustancialmente diferente de la de los fotógrafos occidentales.

Wenxin Zhang.

Zhang es una fotógrafa china que vive a caballo entre su país de origen y la ciudad de San Francisco. La vida entre la ciudad Norteamericana y China obliga a la autora a realizar contínuos viajes en los que se repiten escenarios y situaciones.
Esta situación hace que ella se vea como si estuviera dentro de un acuario y fuera un pez obligado a realizar siempre los mismos desplazamientos y observar el mismo paisaje. De eso habla en su serie “Cinco Noches, Acuario” en la que intercala fotografías con textos breves sobre sus experiencias en esos viajes.
El mundo que retrata Wenxin Zhang tiene el punto de extrañeza que para el habitante de un acuario debe tener todo lo que hay más allá de sus paredes de cristal. Son fotografías frías, extrañas pero a la vez sensuales, poéticas, con un pie en la realidad y otro en lo imaginado. El resultado es tan inquietante como mágico.

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© Wenxin Zhang

kid 012© Wenxin Zhang

Yusuke Sakai

Este fotógrafo japonés es un auténtico obseso de la forma y la composición. La geometría no sólo está presente en toda su obra, sino que llega a ser el motivo principal e incluso único.
Fascinado por las composiciones basadas en el ritmo visual y en los efectos geométricos, Sakai fotografía las calles con la mirada de un delineante o un arquitecto más que la de un fotógrafo.
Su serie de fotografías titulada “Points of view” es un trabajo obsesivo empeñado en integrar a los viandantes dentro de la geometría urbana. Otras series suyas como “Salaryman Blues” o “Lights” tienen un planteamiento más conceptual, peor la obsesión por la geometría sigue presente en cada una de sus fotografías.

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© Yusuke Sakai

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© Yusuke Sakai

Lieko Shiga.

Las fotografías de esta fotógrafa japonesa no sólo me desconciertan, sino que también me inquietan, incluso podría decir que me dan miedo.
Sus experimentos formales con la luz y el color, más allá de consideraciones técnicas (Muy importantes en este caso) tienen algo onírico más cercano a las pesadillas que a otro tipo de ensoñaciones. Y no se trata de que lo que ella retrate sean escenas aterradoras, no hay fealdad en sus fotografías, o al menos no de forma generalizada, pero hay algo que está más cercano del reino de Morfeo que del de el ser humano.
Miro sus fotografías y no sé de qué hablan ni cómo han sido tomadas, no sé si me quiere contar algo o no, pero tengo claro que me atraen del mismo modo que las habitaciones oscuras atraen a los niños, por la fascinación que ejerce lo que desconocemos por encima del riesgo inherente a ese desconocimiento.
Su trabajo cautiva, inquieta y perturba a un tiempo. ¿Se le puede pedir más a una artista?liekoshiga

© Lieko Shiga

liekoshnga© Lieko Shiga

Fan ho

Dada la tendencia de muchos redactores a repetir esquemas, Fan Ho suele aparecer etiquetado como el Ansel Adams de Hong Kong y sobre todo como el Cartier-Bresson Chino.
Ambas comparaciones no son erroneas pero a mi juicio son incompletas. Con Ansel Adams, Fan Ho comparte el dominio del blanco y negro, pero poco más, mientras que con el fundador de Magnum la cercanía es mayor, no tanto por el interés de ambos en la búsqueda del instante decisivo, sino por que ambos son unos maestros de la composición fotográfica.
Fan Ho, nacido en Shangai en 1932, es un cronista de la vida en las calles de Hong Kong. Refleja instantes cotidianos cargados de belleza pero más que buscar momentos únicos o escenas de interés se interesa en componer sus fotografías de forma obsesiva. SIn llegar a los extremos de Yusuke Sakai, ya mencionado antes, la simetría y la geometría juegan un papel importante en sus fotografías, pero con el añadido de mostrar la vida en las calles, de reflejar el devenir diario de los habitantes de una ciudad durante años. Cada una de sus fotografías es una impresionante obra de arte donde la luz y la composición se unen para crear belleza.
En ocasiones, Fan Ho juega con las múltiples exposiciones dando lugar a imagenes casi dadaistas.
Fan Ho es una personalidad dentro de la fotografía a nivel mundial, por los premios recibidos y las exposiciones realizadas, pero además es un excelente director de cine.

file (1)© Fan Ho

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© Fan Ho

Miyako Ishiuchi

Ishiuchi fotografía cicatrices. Las heridas que el paso del tiempo produce sobre los materiales, sobre la tierra, sobre las personas, son el tema recurrente de su fotografía.
Esta fotógrafa estudió extiles en la universidad y empezó a hacer fotografía en 1975, y seguramente por eso la ropa sea uno de sus motivos principales, la ropa vieja, maltratada y ajada por el tiempo. Pero también los rastros de la edad sobre la piel o las cicatrices quirúrgicas, los signos de la edad sobre cualquiera de sus motivos.
Al igual que otros fotógrafos japoneses, como puede ser el caso de Daido Moriyama, Ishiuchi utiliza para sus fotografías en blanco y negro el llamado estilo are-bure o grano-desenfoque. Son fotografías muy contrastadas, con un grano de gran tamaño y en las que las zonas negras empastadas tienen un protagonismo especial. En sus fotografías a color los tonos aparecen saturados y el contraste es elevado.
Entre sus trabajos, tal vez el más destacado sea “Mother’s – traces of the future” del que se sirvió para llenar el pabellón de Japón en la Bienal de Venecia de 2005 con fotografías y vídeos de su madre pero sobre todo de su ropa y objetos personales.
Su fotografía es triste porque nos constata el inexorable paso del tiempo y el efecto que este produce, pero no por eso exenta de belleza plástica.

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© Miyako Ishiuchi

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© Miyako Ishiuchi

Finalizo esta segunda entrada sobre fotógrafos asiáticos, pronto habrá una tercera.

Enlaces de interés:
Wenxin Zhang
Web personal
Artículo en Fraction Magazine
Yusuke Sakai
Web personal
Lieko Shiga
Web personal
Fan Ho
Web personal
Miyako Ishiuchi
Artículo en el blog “Ojos Caleidoscopio”
Entrada en Wikipedia

EntreFotos a través de sus autores

No se en que momento decidimos aceptar la ecuación arte=mercado, pero está claro que ese momento trajo consigo un daño muy grande para los fotógrafos que no han sido tocados por la varita mágica de ese hada fatua que es la fama.
Arco, como ejemplo de gran feria de arte contemporáneo, es la muestra más vívida de hasta qué punto las galerías y los expositores se dejan llevar por tendencias o por el renombre del autor de turno dejando de lado a talentos que intentan hacerse un hueco. Afortunadamente en ocasiones surgen iniciativas que intentan romper con esta situación, como es el caso de EntreFotos.
La feria de fotografía que cada año se celebra en La Casa del Reloj de Madrid y que en esta edición ha alcanzado su decimosexto cumpleaños, nació con la intención de que los autores participantes pudieran exponer y vender su obra sin los impedimentos que en muchas ocasiones llevan consigo los intermediarios.

EntreFotos1Fotografía cortesía de http://www.culturainquieta.com

Esta ha sido una edición en la que la calidad de las obras ha sido alta y eso ha sido refrendado por una afluencia considerable de público, unas 4000 personas. La feria se ha complementado con firmas de autores como Carlos Spottorno o Chema Conesa y con la entrega del premio de la feria a José Luis Mur, coleccionista fotográfico y propietario de la mayor tienda de fotografía de Europa, Fotocasión.
Dejando de lado los datos oficiales, para este texto yo quisiera centrarme en las fotografías expuestas y dejar aquí algunas de las impresiones que me han producido, siempre subjetiva y sujeta a discrepancias, como de costumbre.

Entre los expositores, y al igual que en ediciones anteriores, predomina la fotografía pictorialista o más conservadora en cuanto a planteamientos estilísticos aunque cada vez hay más presencia de autores con un tratamiento conceptual, contemporáneo o arriesgado de la fotografía. En ambos terrenos he encontrado autores relevantes cuyo trabajo me ha interesado de forma especial y otros que no tanto. Me centraré en aquellos que atraparon mi mirada.

Dentro de los más cercanos a los planteamientos artísticos de la pintura me fascina y me fascinará Pilar Pequeño.
Sus bodegones de flores sumergidas tienen una belleza tan grande y demuestran una maestría en los procesos de revelado cuya magnitud está por encima de apreciaciones relativas a su supuesta función comercial como tantas veces se ha dicho. Se trata sin duda de una magnífica fotógrafa que no por no entrar en modas y corrientes no deja de ser una gran artista.

ginkgo-2013-serie-plantas-sumergidas-de-pilar-pequeño© Pilar Pequeño

Me gusta el trabajo con obturaciones prolongadas de Alberto Espinosa pero en ese terreno me quedo con las playas de Jorge Flores.
Este autor reduce imágenes de playas repletas de bañistas a lienzos en blanco donde unas pocas pinceladas de color dibujan a los que juegan en el agua. Mediante sobreexposiciones muy controladas los matices del agua, la arena y otros elementos desaparecen y el resultado es un conjunto de bellísimas fotografías cuya fuerza va más allá de sus meras características técnicas y entra dentro de lo mágico.

 

Playa
© Jorge Flores

Otro fotógrafo que trabaja con la reducción de tonos o con un blanco y negro en clave alta es Tino García.
De este fotógrafo me han gustado mucho las fotografías de un modelo poco convencional, un hombre voluminoso, con con todo su cuerpo cubierto de lo que los cánones consideran “imperfecciones”, pelo espeso, granos, etc, pero que ha sido retratado en una serie de excelentes desnudos cuya belleza y maestría trasciende los conceptos de belleza física. Me gustaron especialmente sus fotografías en blanco y negro, las de color me interesaron menos por el uso que hace del fotomontaje digital que, siempre desde mi punto de vista, era innecesario.

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© Tino García

Continuando con los fotógrafos que hacen del color blanco un aliado, los bodegones de Juanma Vidal tienen interés en base a su fuerza plástica y al uso de los colores que convierte a sus fotografías en objetos de arte tan atractivos como aquello que retratan. Más allá de alguna discrepancia personal con los formatos circulares, creo que el uso que ha dado a materiales reciclados combinados con flores y otros elementos orgánicos ha generado una obra de gran interés formal.

Captura de pantalla 2014-12-02 a las 17.18.55© Juanma Vidal

Angélica Suela de la Llave coincide en el uso del agua como protagonista de su obra y fotografia flores llevadas por una corriente que en alguna imagen también arrastra a Ofelia difunta. Son imágenes cargadas de poesía, con un uso sobrio del color que actúa como soporte estético de la carga poética y conceptual de unas fotografías hermosas, elegantes y melancólicas.

Ofelia-de-Angelica-Suela©Angélica Suela de la Llave

Los Lightscapes de Gert Voor in’t Holt me atrajeron por su concepción plástica y por lo que tienen de misterioso así como por la forma en la que este fotógrafo se sirve de la luz para la creación de sus imágenes. Pero me quedó la sensación de que parte del misterio se pierde al ver sus imágenes de cerca aunque nace una nueva sensación, desconcertante y turbadora.

Captura de pantalla 2014-12-02 a las 17.23.11© Gert Voor in’t Holt

Otro de los autores más cercanos al pictorialismo es José Luis López Moral que fotografía paisajes más o menos anodinos y mediante la superposición digital de texturas consigue fotografías bellas y potentes. Su proceso no es nada nuevo pero el resultado tiene la suficiente fuerza e interés como para tenerlo en cuenta.

No-time-Series-Opus-04142m141705-de-José-Luis-López-del-Moral© José Luis López Moral

Los retratos y escenas asiáticas en blanco y negro de Julián Ochoa tienen el encanto de las fotografías de los grandes fotógrafos viajeros del siglo XX. Retrata las gentes de los países que visita, generalmente personas pobres o con escasos recursos pero no es la suya una fotografía de denuncia sino que busca la belleza por encima de todo.

Captura de pantalla 2014-12-02 a las 17.16.42© Julián Ochoa

Los paisajes neblinosos en blanco y negro de María Antonia García de la Vega, merced al uso que hace de los diferentes tonos de gris y de la composición, llegan a recordarme al trabajo de Ansel Adams o alguno de sus discípulos. Potentes composiciones en bosques que tienen algo de mágico invitan a la contemplación y a dejar volar la imaginación.

Quercus-ejemplar1-de-María-Antonia-García-de-la-Vega© María Antonia García de la Vega

Pepe Huelves y sus paisajes periféricos, tan cercanos a la obra de algunos maestros de la fotografía norteamericana por la temática y por el uso del color, me pareció un artista al que habrá que seguir de cerca y ver qué tiene que contar en el futuro.

Captura de pantalla 2014-12-02 a las 17.18.39© Pepe Huelves

Estos son los fotógrafos que más interés despertaron en mi cuando visité la feria, no significa que sean mejores o peores, sólo los que en mi opinión tienen una mirada más personal o una forma de hacer fotografía destacable.
Había más, hasta un total de treinta y cinco, me parecieron más o menos interesantes pero no cabe duda de que todos dignifican con su obra una feria que intenta ser diferente y que por su voluntad de independencia y ruptura de determinadas practicas asumidas por casi todos merece continuar alcanzando nuevas ediciones y dando cabida a fotógrafos tan interesantes como los que este año han tomado parte.

 

La mirada rasgada (I)

Intento dedicar una parte considerable del poco tiempo libre del que ahora dispongo a descubrir el trabajo de otros fotógrafos dando un paseo virtual por internet.
Eso es lo mismo que ir a contar granos de arroz a un arrozal, la oferta es tan amplia y variada que podría pasarme el día recorriendo la web en busca de nuevos autores, por lo cual mis búsquedas suelen obedecer a motivaciones temáticas o incluso geográficas. Y desde un tiempo a esta parte, de este modo, estoy dedicando un interés especial a los fotógrafos orientales.
Ya sea por motivos culturales, geográficos o de cualquier otra índole, no cabe duda de que los fotógrafos orientales tienen una forma de mirar diferente, sus temas y sus tratamientos formales acostumbran a alejarse de los planteamientos occidentales. Poco a poco he reunido una serie de nombres cuyo trabajo me ha llegado de una forma especial y a ellos dedico esta entrada del blog, algunos son nombres muy conocidos como Araki o Moriyama, otros son rarezas que merecen ser descubiertas.
He realizado una selección de fotógrafos orientales que a mi juicio es extensa, pero como aunque no están todos los que son, si son todos los que están, la publicaré en mas de una entrada.

Nobuyoshi Araki.

El erotismo adquiere una nueva dimensión cuando viene de oriente, y en especial si lo hace desde Japón. Araki es uno de los mayores exponentes de esa visión particular del erotismo. Sus fotografías muestran mujeres atadas, casi torturadas, siendo este un tema que casi le obsesiona desde que en 1990 muriera su esposa, Yoko, por un cancer de ovarios. Después de que publicara el libro Winter Journey, que recoge las fotografías tomadas durante los últimos días de vida de su mujer.
Sus fotos, generalmente monocromas, inciden en a lo largo de sus diferentes trabajos en la temática sexual, ya sea fotografiando la industria sexual en el barrio de Kabukichō de Shinjuku en Tokio en 1980 para el libro Tokyo Lucky Hole, ya en sus retratos a artistas como Björk o Lady Gaga.
Dentro de su país, Araki goza de gran fama y las mujeres acuden a él solicitando ser fotografiadas en posturas cercanas al bondage. Han sido muchas las mujeres de fama internacional que pidieron ser retratadas por el fotógrafo japonés.
Desde que se le diagnosticara un cancer, su trabajo se centra en la capacidad de dar la vida y en fotografiar flores, pero esta vez con uso del color cercano al kitsch que convierte sus bodegones con flores y juguetes en perturbadoras delicias pop cargadas de erotismo implícito. Su intención es que sus fotografías de flores se utilicen en su funeral sustituyendo a las reales.

artwork_images_1154_684103_nobuyoshi-araki© Nobuyoshi Araki

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© Nobuyoshi Araki

Daido Moriyama.

Moriyama comparte con Araki el gusto por el erotismo bizarro pero en su caso no ocupa un espacio tan importante dentro de su obra y su uso obedece más a cuestiones estéticas que conceptuales.
Daido Moriyama fotografía en blanco y negro, casi siempre, y es el suyo un blanco y negro denso, con negros muy empastados, subexpuestos, y un uso del grano que es casi tan importante en sus fotografías como los motivos de cada una de ellas.
Es, ante todo, un fotógrafo callejero, un ojo atento a la vida en las calles japonesas que huye de lo que usualmente fotografían los otros fotógrafos callejeros y se centra en lo extraño, en los primeros planos de rostros tan anónimos como marginales. Y es esta marginalidad la que ocupa toda su obra como protagonista casi absoluta, acentuada por el tratamiento casi extremo de sus fotografías.
Fotografía prostitutas y pobladores de los ambientes más sombríos japoneses, gente de la calle alejada de estereotipos, oscura, marginal. Donde el erotismo entra en su trabajo es  en una excelente serie de fotografías de piernas de mujeres cubiertas con medias de rejilla donde las formas se entremezclan llegando a dejar de ser identificables y dando lugar a hermosas y turbadoras fotografías casi abstractas.
Moriyama fue uno de los fundadores del grupo Provoke que creó en 1969 junto a otros grandes como Takuma Nakahira y Koji Taki (Con quienes comparte bastante de su planteamiento estético). Es el creador de la Photo Workshop School en Tokio, junto a Nobuyoshi Araki, Masahisa Fukase, Eikoh Hosoe, Noriyaki Yokosuba y Shomei Tomatsu. Y ahora es uno de los fotógrafos japoneses más conocidos y respetados.

daido-moriyama9© Daido Moriyama

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©
 Daido Moriyama

Rinko Kawauchi.

Kawauchi es la fotógrafa oriental de moda, sus fotolibros aparecen en cualquier evento o festival fotográfico y su obra levanta opiniones encontradas. Sus admiradores se cuentan más o menos en la misma cantidad que los que piensan que su obra no merece consideración.
Yo me incluyo entre los primeros, encuentro tanta belleza y poesía en su trabajo que no pudo sino rendirme ante él, aunque reconozco que sus imágenes son tan íntimas y personales que pueden no ser comprendidas y producir rechazo.
Aunque se dedica a la fotografía desde 1997, no fue hasta 2001 cuando comenzó a ser conocida a nivel internacional gracias a la publicación simultanea de tres libros Utatane (Siesta), Fragmentos del día a día y Hanabi (Fuegos artificiales), continuó su fama con Fiestas Populares y Hanako (un estudio íntimo de una joven con ese nombre)
Desde entonces, cada nueva publicación de un fotolibro firmado por Kawauchi es seguido con interés por público y crítica pues garantiza una inmersión directa en su mundo más personal y autobiográfico, en su entorno doméstico, en su familia o el lugar donde vive y sobre todo en el disfrute de lo pequeño, de lo insignificante en apariencia, del silencio sonoro y visual. Quizás sea Illuminance su libro más conocido aunque para mi Ametsuchi, que muestra la quema controlada de terrenos de cultivo es de los más interesantes.

p.5-Rinko-Kawauchi-image-web_© Rinko Kawauchi

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© Rinko Kawauchi

Hiroshi Sugimoto

Tal vez sea Sugimoto uno de los fotógrafos orientales más conocidos en occidente.
Su trabajo, dotado de una belleza especial, resulta reconocible hasta el punto de que una de sus fotografías fue portada de un disco de U2No line on the horizon, eso sí, con la condición por parte del autor de que sobre su fotografía no apareciera texto ni inscripción alguna, ni siquiera el nombre de la banda.
Nacido en Tokio en 1948 y residente en Nueva York desde 1974, Hiroshi Sugimoto fotografía siguiendo series temáticas con gran contenido conceptual.
Sus series tales como Dioramas y Wax Museums, Theaters, Bays o Architecture exploran temas jugando con los aspectos técnicos de la toma tales como el formato 8X10 o las largas exposiciones.
Pero de todo su trabajo, el que mayor reconocimiento y fama ha adquirido es el titulado Seascapes, una serie de fotografías del mar en las que, merced a obturaciones prolongadas, el horizonte que separa cielo y agua llega a desaparecer dando como resultado bellísimos e inquietantes paisajes marítimos, todos en blanco y negro.
Maestro de la técnica fotográfica, es capaz de obtener un rango tonal que puede recordar a otros maestros de los haluros de plata, Ansel Adams, a pesar de los planteamientos tan distantes que siguen sus trabajos.
Ha expuesto en el Moma o en el Metropolitan, entre otros muchos museos. En España fue galardonado con el Premio PhotoEspaña en el año 2006.

Hiroshi_Sugimoto4-1600x1020© Hiroshi Sugimoto

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© Hiroshi Sugimoto

Kohei Yoshiyuki

Nacido en 1946, sería en los años setenta cuando Yoshiyuki se hiciera famoso gracias a un incidente particular.
Por aquél entonces era un fotógrafo comercial desconocido y una noche, caminando por el parque Chuo en Shinjuku se fijó en una pareja de enamorados tumbada en el suelo pero sobre todo en el grupo de personas que los espiaban desde los arbustos.
LLevaba su cámara encima pero la oscuridad no le permitió realizar ninguna fotografía de la situación.
Cuando Kodak comercializó sus flashes infrarrojos, Yoshikuki decidió volver al lugar  y a otros parques como los de Aoyama o Yoyogi, parques que por el día se poblaban de madres y niños y al caer la noche se convertían en lugares de encuentros sexuales. Comenzó entonces a fotografiar a las parejas entregadas a sus actividades sexuales que eran observados y espiados por voyeurs descarados que apenas se escondían.
Para realizar sus fotos, estuvo seis meses recorriendo los parques sin tomar fotografías, sólo para conseguir la confianza de los mirones, para que lo considerasen uno más. Se comportó como ellos lo hacían, mostraba el mismo interés que ellos pero ocultando una cámara pequeña cargada con película infrarroja. Pasó así tres años.
Él quería fotografiar a los voyeurs pero teniendo claro que eso le convertía a su vez en otro mirón, en un voyeur de voyeurs. Pero al fin y al cabo es algo inherente al acto fotográfico.
Las fotografías de esta serie, titulada El parque fueron expuestas en 1979 dentro de la galería Komai de Tokio. Todas las fotografías se positivaron en tamaño real y se apagaron todas las luces. Cada visitante recibió una linterna para que experimentara lo mismo que el fotógrafo o que los voyeurs.
Realizó otras series, como Love Hotel, con fotografías a partir de cintas de video amateur de contenido erótico tomadas por clientes de algunos hoteles destacados de tokio.

Kohei2© Kohei Yoshiyuki

kohei

© Kohei Yoshiyuki

Finalizo esta primera entrada sobre fotógrafos asiáticos, pronto añadiré alguna más.

Enlaces de interés:
Daido Moriyama
Web personal
Entrada en Wikipedia
Nobuyoshi Araki
Web personal
Entrada en Wikipedia
   Artículo en Jot Down
Rinko Kawauchi
Web personal
Entrada en Wikipedia
Ametsuchi en Have a Nice Book
Hiroshi Sujimoto
Web personal
Entrada en Wikipedia
Kohei Yoshiyuki
Web de la galería Yossi Milo
Entrada en Wikipedia

Veinticuatro fotografías por segundo. Gervasio Sánchez

Incorporo una nueva entrada a  “Veinticuatro fotografías por segundo”, en este caso el fotógrafo elegido es el español Gervasio Sánchez.

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Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959 ) es uno de los fotoreporteros más celebres de nuestro país tanto por la calidad de su trabajo fotográfico como su activismo antibelicista.
Desde el año 1984 ha tomado fotografías en las principales guerras de América Latina, El Golfo pérsico, Bosnia, la Ex Yugoslavia, África o Asia. Su cámara ha recorrido el mundo poniéndose de parte de las víctimas de los horrores provocados por intereses políticos o comerciales.
Su labor periodística para medios tan diferentes como La Vanguardia, la BBC o el Heraldo de Aragón, ha sido recompensada en varias ocasiones con premios y galardones. De todos ellos, el más celebre fue el premio Ortega y gasset pues cuando acudió a recogerlo pronunció un discurso ya célebre donde acusaba a los diferentes gobiernos españoles de vender armas mientas hablan de paz.
Su labor de denuncia y su activismo por la paz y en contra de la hipocresía de los gobiernos con respecto a la venta de armas ahora mismo es indivisible de su figura como fotógrafo, por lo cual sus intervenciones públicas siempre oscilan entre la fotografía y la defensa de las víctimas, y eso queda presente en los vídeos que he seleccionado.
Comienzo con un vídeo breve que refleja la intervención de Gervasio Sánchez en el programa de televisión española “Alaska y Coronas” donde impartió una clase maestra de poco más de seis minutos pero que contiene la esencia de su discurso en contra de la venta de armas.

En el año 2012, la Subdirección de Promoción del Arte del Ministerio de Cultura organizó en su espacio de La Tabacalera de Madrid una exposición retrospectiva titulada “Antología”. La excelente muestra trajo consigo la producción de diferentes vídeos.
El primero es una conversación de Gervasio Sánchez con tres grandes nombres de la fotografía española; Cristina García Rodero, José Manuel Castro Prieto y Publio López Mondejar.

El siguiente documento es una visita a la exposición antológica contada por el propio autor. Habla de las fotografías, de circunstancias relacionadas con el momento de la toma y no abandona su lucha contra la hipocresía de la venta de armas.

El Ministerio de Cultura realizó una entrevista a Gervasio Sánchez que queda reflejada en este vídeo.

El viernes 14 de marzo de 2014 se celebró un encuentro con Gervasio Sánchez en el Centro Niemeyer. Fernando Robles, presidente de la Asociación Asturiana de Fotoperiodistas, fue el entrevistador.

Y para terminar, dejo el enlace al programa que RTVE le dedicó dentro del espacio “Imprescindibles”
http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-gervasio-sanchez/2531272/

Enlaces de interés:
El discurso de Gervasio Sánchez en la entrega del premio Ortega y Gasset
Blog personal del autor
Página de Facebook de Gervasio Sánchez
Gervasio Sánchez en Twitter

Fotografías de ida y vuelta

Pasamos hace ya tiempo del carrete al archivo virtual con alegría, entre alharacas y loas al progreso y a la comodidad que este traía consigo, tan sólo la voz de los nostálgicos o de los reacios a un nuevo aprendizaje sobresale de vez en cuanto entre el canto general que rinde culto a las maravillas de la fotografía digital.
Maravillas estas que son de diferente índole para según qué usuarios aunque hay aspectos en los que solemos coincidir todos, y uno de ellos es en la facilidad de almacenaje y archivo de las fotografías virtuales. Hemos pasado de reservar cajones enteros a almacenar negativos, hojas de contacto, copias y demás material físico, a tener nuestras fotos guardadas en una cajita negra llamada disco duro que es algo así como la caja de Pandora por su capacidad mágica de almacenamiento de maravillas y desgracias.
Sucede que aquellos negativos, copias y demás material tangible aún hoy sigue ocupando un espacio en algún armario, pero, ¿Qué ocurre con los archivos digitales? ¿Estamos seguros de que poseemos esas fotografías que en realidad no existen? Manejamos archivos, no objetos, y eso es cómodo, es rápido y barato, pero en un momento determinado, en base a quién sabe qué factores del azar, todo eso puede desaparecer de golpe, perder su existencia digital para ser nada, volatilizarse en una dimensión virtual.
Cuando se trabajaba con carrete se hablaba de la imagen latente, esa extraña entelequia que sólo se materializaba al pasar por el proceso mágico del revelado. La técnica ha avanzado pero ahora todas las imágenes son latentes hasta que pasan por una impresora o similar, y en este caso el proceso no es obligatorio, con lo cual pasamos la vida haciendo y viendo imágenes que no existen.
Pero la fotografía “física” no está menos expuesta a pérdidas y percances que la otra, como objeto tangible y móvil que es, y en este caso tal vez el hecho más prodigioso es el reencuentro de esas fotografías dadas por perdidas, y de este tipo de historias está llena la historia de la fotografía. Hablaré sobre algunos casos que conozco.

La maleta Mexicana de Robert Capa.
La historia de la ya mítica maleta comienza en 1939, cuando acababa la guerra en España y casi comenzaba una nueva en Europa. En aquél año, una serie de negativos que Endre Ernő Friedmann, conocido comoRobert Capa, había acumulado con fotografías de la guerra civil española, desaparecieron cuando el fotógrafo huyó de Francia para emigrar a los Estados Unidos por el miedo a ser internado por ser simpatizante de los partidos de izquierdas. Se trataba de más de cien rollos con fotos de Capa, de Gerda Taro y de David Seymour (Chim). Por aquél entonces, Capa pidió a su amigo, el fotógrafo Imre Weisz que guardara los negativos para evitar su destrucción por las imparables tropas alemanas y al parecer Weisz se los llevó dentro de una maleta a Marsella, ciudad en la que fue detenido para desde allí ser enviado a un campo de concentración el Argel. Pero por algún motivo no muy claro, antes de que Weisz fuera detenido, los negativos acabaron en manos del general mexicano Francisco Aguilar González, que entonces era diplomático de su gobierno en la ciudad francesa, y que al final optó por llevarlos a su país. NegativosPerdidosCapa El general seguramente ignoraba la importancia y procedencia de la maleta, y Weisz, que por azares del destino acabó viviendo toda su vida en México DF nunca hizo nada por recuperar aquellas fotografías que él supondría perdidas entre tantas otras pertenencias que la guerra se había tragado. Desapareció todo rastro de la maleta y nadie sabía de su existencia, tanto que ni siquiera aparecía en las biografías o recopilatorios de Capa. Pero en 1995, un sobrino de una hija del general Aguilar contactó con el International Center of Photography, fundado por el hermano de Robert Capa, Cornell, comunicando que había heredado una serie de negativos con fotos de la época en la que Capa trabajó en España. Sin embargo, el heredero del general que los poseía se mostró reticente a mostrarlos y el centro acabó por perder el contacto y el pequeño rastro de la maleta. Sin embargo, aquél suceso soltó la liebre y puso en aviso a algunas personas interesadas en la recuperación de los rollos y fue gracias a la cineasta Trissha ZIff que los negativos se localizaron de nuevo con mayor éxito en las negociaciones tras la promesa de que los negativos acabarían en un lugar adecuado. En aquellos negativos hay unas tres mil fotos en 127 rollos de película guardados en cajas de cartón perfectamente ordenados y clasificados, además de en estado de conservación ideal. Gran parte del contenido de esas cajas ha sido restaurado ya e incluso existe una exposición itinerante que muestra algunas de esas fotografías, pero aún hay mucho trabajo por hacer con la maleta mexicana, entre otras labores la de discernir quién es el autor de cada fotografía. Un trabajo fascinante que no hará sino añadir luz a la vida de Robert Capa y a su arte y, quien sabe, si tal vez algún día permita discernir el misterio de la autoría de la “Muerte de un miliciano”.

El rostro del tiempo
En el año 1955, la agencia Magnum estaba consolidada como la que sería una de las mejores, si no la mejor del mundo. Para avanzar un paso más en su consolidación y para reafirmarse en su intención de convertir el fotoperiodismo en un arte, Magnum decidió organizar su primera exposición colectiva. Titulada como “Gesicht der Zeit” (El rostro del tiempo) la muestra presentaba 83 obras de los maestros que integraban la agencia; Robert CapaHenri Cartier-Bresson, Werner Bischof, Ernst Haas, Erich Lessing, Jean Marquis, Inge Morath y Marc Riboud. La exposición se celebró en el Instituto Français de Innsbrück y después giró por varias ciudades austriacas hasta volver de nuevo al instituto, donde se le perdió el rastro. Durante muchos años la exposición estuvo desaparecida, perdida en una especie de limbo y nadie supo de su paradero e incluso de su existencia pues los organizadores fueron falleciendo y nadie en Magnum la buscaba, hasta que en 2006, el azar llevó a una trabajadora de la agencia a visitar el Instituto Français de Innsbrück y allí alguien le comentó que en los sótanos de la institución se guardaban unas cajas con el nombre de Magnum, después de bajar a ver qué era esas cajas se encontraron con que contenían la exposición íntegra, perfectamente conservada, etiquetada y clasificada, como si hubiera estado durmiendo esperando a que la despertaran.. Ahora, Magnum hace girar por el mundo aquella exposición rebautizada como “Magnum’s first”, no hace mucho que pudo ser visitada en Madrid. magnumc2b4s-first

Las fotografías de Vivian Maier

A estas alturas, todo el mundo ha oído hablar de la niñera fotógrafa, pero hasta hace bien poco,Vivian Maier era una total desconocida. En 2007, John Maloof se encontraba buscando documentación para un libro sobre Chicago y en una subasta se hizo con un archivo de fotografías que habían sido adquiridos por la casa de subastas en un almacén de muebles cuyo arrendatario había dejado de pagar el alquiler. Maloof reveló algunos de esos carretes para venderlos en la red, y en ese momento Allan Sekula contactó con él para impedir que se dispersara el material que tenía una calidad que Maloof no había sido capaz de apreciar. A partir de ese momento, John Maloof se dedicó al rescate de la obra de Vivian Maier. Gracias a esto podemos ahora disfrutar del trabajo de la niñera fotógrafa. Vivian Maier, hija de refugiados judíos, pasó casi toda su vida en Estados Unidos. A principio de los años 30, su padre abandonó a su madre y madre e hija vivieron por una temporada con Jeanne J. Bertrand, una fotógrafa surrealista que tal vez inició la vocación de Vivian. Maier no era fotógrafa profesional, se ganaba la vida con diferentes empleos, sobre todo siendo la niñera de una familia del North Side de Chicago después de haber viajado a diferentes países asiáticos. En sus contínuos paseos que la llevaban a casa de los niños que cuidaban y de vuelta a la suya realizó gran parte de sus fotografías que no revelaba porque no se lo podía permitir, pero no le importaba, seguramente para ella el resultado de cada foto era indiferente. Vivian Maier fotografiaba su entorno de forma compulsiva, pero no de una forma desordenada, sino cuidando cada fotografía y creando así un archivo privilegiado de tipos y personajes de su época. La suya es una mirada atenta que analiza y disecciona la sociedad que se muestra en las calles, es como un certero bisturí que extrae lo mejor, lo más jugoso de la vida y deshecha lo accesorio. Maier retrata su mundo en todas sus facetas, y ella es parte de ese mundo lo que le lleva a retratarse reflejada en espejos, escaparates y otras superficies reflectoras, siempre con un gesto hierático con la mirada atenta a su reflejo mientras sostiene su Rolleiflex a la altura del vientre. Los suyos son autoretratos sin planificar, ella caminaba y cuando encontraba su reflejo, lo retrataba, sin más, sin mayores pretensiones, como una constancia de su vida que era la vida de su ciudad. Vivian Maier falleció en 2008, viviía en la pobreza y los niños a los que cuidó en su día ahora le pagaban el alquiler del apartamento. Caminando resbaló y se golpeó en la cabeza, cuatro meses después falleció en una residencia de ancianos, a los 83 años, dejando un tesoro latente en un trastero de alquiler que por fortuna fue encontrado y sacado a la luz pero que igualmente podía haber desaparecido para siempre. simona

 

Las fotografías perdidas de Agustí Centelles.
Agustí Centelles es, sin duda, uno de los más grandes fotógrafos españoles y desde luego el que mejor retrató la guerra civil. Sus fotografías reflejan la realidad española en aquellos años mejor de lo que lo hiciera, por ejemplo, Robert Capa. En el año 2008, el Museo Nacional de Arte de Cataluña pidió a los hijos del fotógrafo imágenes de su padre que hubieran sido positivadas por él. Los hijos emprendieron una búsqueda en el laboratorio y allí se encontraron con una caja metálica de galletas en la que se conservaba una considerable cantidad de negativos y copias cuyo contenido suponía un reflejo de la vida política en tiempos de la guerra y los años previos. Entre estas fotografías destacaba una en la que aparecía el presidente de la Generalitat “Lluis Companys” preso en la carcel modelo de Madrid junto a otros miembros de su gobierno a la espera de ser juzgado tras la proclamación del estado catalán. Según explicaron sus hijos, el contenido de la caja venía determinado por aquellas fotografías que su padre no sabía como clasificar pese a que durante años archivó sus negativos de forma meticulosa. Además de la ya famosa caja de galletas, los hijos de Centelles encontraron copias de instantáneas que habían quedado escondidas en una finca de la barcelonesa Vía Laietana, de la que eran porteros sus suegros, fotografías familiares de antes de la Guerra y de los años 1945 y 1947, en los que la familia vivió en Reus y un rollo de negativos con edificios bombardeados en Reus y Falset, en los que, a diferencia de sus imágenes de los bombardeos de Lérida, no aparecen las víctimas. Si bien este no es un caso de perdida, sino más bien de olvido temporal, es otro ejemplo de lo caprichoso que es el azar en cuanto al devenir de algunas fotografías. dscn4700

Pero no todas las historias sobre fotografías perdidas y encontradas están relacionadas con los grandes fotógrafos, muchas veces son las fotografías sin dueño conocido o aquellas en las que se desconoce la identidad del retratado las que viven historias más fascinantes, y de esas hay muchas, surgen a diario y no dejarán de hacerlo. Ha sucedido más de una vez que alguien ha encontrado fotografías en las que el modelo retratado es alguien importante o famoso, y eso convierte un hallazgo trivial en un acontecimiento histórico. Sucedió cuando se encontraron fotografías inéditas de Adolf Hitler en un ático de California o cuando en el año 2010, dos libreros parisinos descubrieron una fotografía de Rimbaud en edad adulta. En un rastro de San Francisco se encontraron negativos con fotografías de David Bowie y en el años 2012 fueron halladas 45 fotografías de los Rolling Stones tomadas por un autor anónimo en una gira durante el año 1965. Mick-Jagger En ocasiones, las fotografías encontradas nos acercan momentos de la historia, como las fotografías tridimensionales de la primera guerra mundial encontradas dentro de una cámara anaglífica en las Cataratas del Niagara. O más prodigioso aún, el hallazgo de negativos congelados en la Antártida y que al ser revelados mostraron imágenes de una expedición de Ernest Shackleton.   original2-par spencer-smith__largest-no-more-than-580x630 (1) Aunque yo prefiero aquellas fotografías en las que el anonimato es absoluto, no se conoce el autor, ni al modelo, ni el momento, ni ningún dato. Hallazgos de fotografías domésticas o similares que cuentan historias de cada día, sin grandes nombres detrás de ellas pero es eso lo que las hace tan fascinantes. Ya escribí una entrada en este blog relativa a una caja de diapositivas que encontré donde hablo de la felicidad que produce un hallazgo similar, y es esta una felicidad compartida por muchas personas en el mundo, lo que ha dado lugar a la creación de sitios web y grupos en redes sociales dedicados a la recopilación de estas imágenes. De todos ellos dejo una lista de enlaces como colofón. Fotos históricas Colección de enlaces sobre fotos anónimas Fotos encontradas Fotografías en blanco y negro Proyecto “Olvidados” Found Photographs Fotografías encontradas Negativos encontrados, grupo de Facebook

Stephen Shore, lo sublime de lo cotidiano

La retrospectiva más importante de la obra de Stephen Shore que se ha llevado a cabo en España se encuentra expuesta hasta el 23 de noviembre en la sala que Fundación Mapfre tiene en el número 13 de la calle Barbara de Braganza, en Madrid.
Ayer mismo tuve la suerte de asistir a la visita guiada para bloggers, y recalco el adjetivo “privilegio” porque lo allí expuesto es historia de la fotografía que resulta aún más fascinante si alguien lo explica con la maestría con la que el personal de la sala lo hace.
Stephen Shore comenzó en la fotografía de forma precoz cuando sólo era un niño de 6 años y gracias a un equipo de revelado Kodak que un familiar le regaló, con lo cual invirtió el proceso habitual pues reveló fotografías antes de comenzar a tomarlas.
Comenzó a tomar fotografías tres años después y a los diez años su vecino, un importante editor musical, le regaló “American Photographs“, el libro de Walker Evans, lo que supuso para él una revelación.

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Portada del libro de Evans que tanto le influyó

Sólo tenía catorce años cuando se presentó ante Edward Steichen, el entonces director de fotografía del MOMA de Nueva York y le mostró su trabajo, convencido de su originalidad y diferencia, tanto que Steichen adquirió tres de sus trabajos, lo cual era un hecho único dada la edad del fotógrafo. A los dieciseis años, enterado de la actividad de Andy Warhol y sus colegas en The Factory, se presentó ante ellos y se convirtió en el fotógrafo de todo lo que aquella actividad frenética de arte pop supuso.

Cuando tenía 24 años se convirtió en el segundo fotógrafo vivo que expuso obra en el Metropolitan de Nueva York.
En 1972, Shore fue consciente de que conocía con detalle la ciudad de Nueva York pero nada del resto de su país, así que realizó un viaje a la ciudad de Amarillo (Texas), un lugar alejado de cualquier itinerario turístico, y en esa ciudad no sólo descubrió una nueva forma de fotografiar y de ver, también descubrió el color.
Hasta ese momento, Stephen Shore había realizado series fotográficas conceptuales en blanco y negro, como todos los fotógrafos. El color se consideraba vulgar y desde luego nada parecido al arte, pero las calles de Amarillo le llevaron a realizar una serie de postales (Literalmente postales, impresas como cualquier postal con su reverso listo para enviar por correo pero sin datos de la ciudad fotografiada) pero que huían de los arquetipos habituales y retrataban una ciudad geométrica, casi desértica, desangelada pero fascinante, y todo ello en un color industrial, de revelado automático.

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Postal de Amarillo, Texas. © Stephen Shore

A partir de ahí, Shore comenzó con su producción en color, contraviniendo las tendencias artísticas e introduciendo la fotografía en color en los museos y en el arte con mayúsculas pese a las muchas reticencias de las vacas sagradas de la fotografía de su época. Y lo que le hizo grande entre los de su tiempo no fue sólo el uso del color tan particular, sino la temática de sus fotografías.
Series como American Surfaces o Uncommon Places son colecciones de magníficas fotos cuyo tema es la nada, lo más cotidiano, lo que a nadie se le había pasado por la cabeza fotografiar. Sin pretenderlo, él fue el padre de la cultura visual contemporánea, el primero en fotografiar comida, lugares anodinos, aquello con lo que nos encontramos a diario y por ello pierde valor estético, todo lo que se alejaba de los grandes temas de la fotografía o el arte y que ahora vemos a diario en internet como una auténtica avalancha de fotografía instantánea repetida hasta la saciedad.

P9227355Algunas fotografías de American Surfaces expuestas en la sala. © Stephen Shore

Algunas fotografías de Uncommon Places expuestas en la sala © Stephen Shore

Siempre ha sido y sigue siendo un fotógrafo contracorriente, en todo momento, cuando comenzaba una nueva serie buscaba subvertir las normas, hacer lo contrario de lo que las tendencias artísticas marcaban. Fotografió los paisajes de Texas o Escocia huyendo de las grandes composiciones y centrándose en aquellos lugares donde no hay una referencia para fijar la mirada. Usó el color de revelado automático cuando sus colegas pasaban horas en los laboratorios para cada fotografía en Blanco y negro. Regresó al blanco y negro cuando ya todo el mundo fotografiaba en color. Realizó fotografía callejera espontánea y vital usando una enorme cámara de placas.

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Fotografía callejera realizada con cámara de placas expuesta en la sala © Stephen Shore

El gusto por la diferencia, el contínuo tour de force por ir un paso más allá, por hacer lo que le apetecía y enfrentarse a sus series con una ferrea disciplina son las características que convierten a la obra de Stephen Shore en una referencia en la historia del arte, en cierto modo junto a trabajos de autores como William Eggleston o Willian Christenberry y él es la fuente de la que beben fotógrafos posteriores como Nan Goldin, Andreas Gursky, Martin Parr o Brian Schutmaat, entre otros.
Stephen Shore sigue siendo en la actualidad uno de los más grandes fotógrafos, ahora su trabajo está en instagram y en Facebook, lo cual tiene toda la lógica pues él fue el creador de la fotografía que practican la mayoría de los instagramers, con la diferencia de que él fue el primero en hacerlo.
Ahora, toda esta fotografía se puede contemplar en la exposición de Fundación Mapfre, excepto las fotografías de su etapa junto a Warhol, yo pienso volver a verlas de nuevo, a empaparme de ellas con la esperanza de que algo se me contagie, y cuando se acabe la exposición, disfrutaré del excelente catálogo.

 

Datos de interés.
Web de Stephen Shore
Stephen Shore en Instagram
Stephen Shore en Facebook
Web de Fundación Mapfre

Veinticuatro fotografías por segundo. Alberto García-Alix

Tras unas pequeñas pseudo vacaciones, retomo el blog continuando con la sección “Veinticuatro fotografías por segundo”, donde iré mostrando vídeos que ya sea en forma de entrevistas, documentales o similares, acerquen al público la vida y obra de algún grande de la fotografía. Aprovechando que la exposición “Autorretrato”, de Alberto García-Alix, que se exhibe en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y que sin lugar a duda se trata de una excelente exposición, he recopilado vídeos relativos al autor. imagen Alberto García-Alix es el prototipo de fotógrafo rebelde, de artista que coquetea con el lado salvaje de la vida a lomos de una motocicleta, su verdadera pasión. Figura destacada en aquello tan impreciso y volatil que fue la movida madrileña pero leonés de nacimiento, es uno de los pocos fotógrafos que pueden vanagloriarse de ser profetas en esta tierra tan poco dada al aprecio hacia los artistas patrios. Ya sea por la gran belleza y calidad de su trabajo, como por su leyenda de perfecto bohemio de la voz rota, García-Alix es sin duda el retratista español más conocido por sus paisanos e incluso allende nuestras fronteras.
Premio nacional de fotografía en 1999, ha retratado por encargo y por placer, de forma compulsiva, instintiva, y de esta forma su obra en conjunto constituye no sólo su autorretrato particular, como intenta reflejar en la exposición del Círculo de Bellas Artes, sino el retrato de la evolución de un país que pasó de cero a cien en pocos años sufriendo un cambio brutal que se llevó a muchos por delante pero cuya crónica quedará para siempre plasmada en sus fotografías.
El primero de los vídeos es una entrevista realizada para televisión con motivo de la concesión del premio nacional de fotografía. Ataviado como un marinero de cliché y exhibiendo sus tatuajes, García-Alix reflexiona sobre la fotografía.

El segundo documento corresponde al mítico espacio “La Mandrágora”, en concreto al programa que se dedicó a su persona en el año 2000, estando aún cercana la concesión del premio nacional. En esta ocasión, junto a sus habituales e interesantes reflexiones sobre la fotografía, el autor habla de su faceta como editor de “El canto de la tripulación” o de su amor por las motos, entre otros temas.

El tercer vídeo, del año 20o8, ha sido producido por La Fábrica y se centra en las influencias recibidas por el artista.

No muchos lo conocen, pero el programa “Carta Blanca” fue uno de los más interesantes emitidos por televisión española. Cada nueva emisión se dejaba en manos de una personalidad de la cultura y se le daba carta blanca para hacer en el programa lo que le apeteciera.
En el que se encargó a Alejandro Jodorowsky, entre otros contenidos, el escritor chileno entrevistó a Alberto García-Alix y el resultado fue digno de la unión de dos personajes tan peculiares.


Y con esto es todo por hoy, continuaré recopilando información sobre otros autores y otros aspectos de la fotografía.

Enlaces de interés: Web de Alberto García-Alix Alberto García-Alix en Wikipedia