Meudon, por André Kertész

Tras un breve parón veraniego, continuo publicando con un nuevo texto dedicado a una única fotografía.

Húngaro de nacimiento, André Kertész fue el maestro de la foto perfecta, aquella en la que todos los elementos parecían formar parte de una coreografía vital que los situara en una perfecta armonía.
Su instante decisivo no era, como ocurriera más tarde con Cartier-Bressón y muchos otros, aquél en el que sucedía una anécdota, un suceso peculiar, sino el momento perfecto en el que todos lo que aparece en la fotografía parece estar relacionado, todos los elementos de la imagen se comunican, se necesitan y constituyen una perfecta unidad.
Maestro de Brassai entre otros, Kertész planificaba de forma minuciosa y obsesiva sus fotografías, entre otros motivos por la obvia limitación que imponía usar un carrete con un número finito de exposiciones. Su actitud planificadora y minuciosa a la hora de tomar fotografías produjo una larga colección de obras maestras. Para mí la mejor es “Meudon”.

Meudon-kerteszMeudon © André Kertész

Tomada en 1928 y publicada en 1935 con el título “Retrato del extrarradio” en el nº  51 de la revista París Magazine, no obtuvo una especial celebridad. Diez años después se volvió a publicar junto a otras del autor en el libro titulado “Un día en París”, un volumen editado por George Davis. Se trataba de un volumen muy bien editado y si bien era una publicación modesta en cuanto a formato y difusión, para el autor fue importante por la publicidad que le dio en un momento delicado.
André Kertész dejó París en 1936 para ir a Nueva York llevando todo su archivo en una maleta y de ese archivo salió el libro “Un día en París” Siempre considero un error haber ido a Estados Unidos porque su situación personal sólo empeoró con el traslado, sufriendo multitud de problemas como que fuera declarado persona non grata. La publicación de ese libro fue una especie de merecida recompensa
Si bien algunos vieron el libro como una secuela de “París de Nuit” que Brassai había publicado en 1933 y que en origen había ofrecido por Davis a Kertész, en realidad se trata de la obra de un autor singular. La fotografía “Meudón” aparece a página completa y en el pie de foto escrito por Davis se lee “La intensa irrealidad de los escenarios. Como un juguete, un tren cruza el viaducto en un barrio periférico ” Este pie de foto no es inocente pues da constancia de la irritación y molestia que esta fotografía despertó entre otros fotógrafos coetáneos pues, desde su perfección, se alejaba de las corrientes al uso en la fotografía de la época. André Kertész tomó esta fotografía cuando ya tenía 34 años y era un fotógrafo admirado y conocido en París tanto que Julien levy lo definió como un líder prolífico de la nueva escuela fotográfica documental, sin embargo no siempre llueve a gusto de todos.
La fotografía es perfecta o está muy cerca de la perfección. Todos los elementos que aparecen en ella han sido captados en el momento exacto. Un segundo antes o un segundo después la fotografía no tendría interés. El tren con su icónica columna de vapor, el hombre cargando lo que parece un cuadro, las personas que caminan por la calle, las obras al pie del puente. Todo encaja de manera sincrónica y perfecta.
Todo entra dentro de la normalidad en esta fotografía, todos son elementos cotidianos; Gente en la calle, un tren, edificios, obras, no hay nada extraordinario, pero la conjunción de todos los elementos le confiere a la fotografía el carácter de obra única e irrepetible, la perfección. Pero, como suele ocurrir con este tipo de fotografías, su calidad no es fortuita ni fruto de una única toma milagrosa.

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Las otras dos fotografías © André Kertész

Hay al menos otros dos negativos de fotografías que tomó en el mismo escenario. Una de ellas muestra sólo edificios, sin personas ni tren. Las otras dos se tomaron en otro momento porque, si bien no están fechadas, hay elementos que indican el paso del tiempo. De las otras dos una muestra una escena anodina y sin interés, la otra es la célebre fotografía fruto de la insistencia y el estudio detallado del lugar y de lo que sucede en él cada día. La existencia de las dos fotos de muestra hasta qué punto era importante para el autor insistir en un tema hasta encontrar la foto perfecta y resulta de gran utilidad para desmentir el mito del momento perfecto causado por el azar.
Se ha especulado sobre quién es la persona central en la fotografía, se habla de Willi Baumeister, y de ser así la fotografía sería un retrato pero no tendrían sentido las otras tomas sin el personaje protagonista. Sea como fuera, eso no tiene la mayor importancia.

Enlaces de interés:
Kertész en Wikipedia